El acto, como reconocieron sus compañeras y compañeros, quedó “corto” para agradecer a Juan su dedicación y el impagable bagaje que dejó a quienes compartieron con él desvelos, fatigas y no pocas alegrías. “Cuando una persona decide hacer frente a las injusticias –explicaron sus compañeros– da igual el ámbito en el que se mueva, el oficio que tenga o el lugar donde viva, si encima esa persona que se enfrenta a lo que no le gusta lo hace con ideas, con sentimiento, con pasión… nos encontramos con individuos de la extirpe de Juan Hoyas”. Sumaron a esas virtudes la honestidad, la honradez y, la más importante de todas: era, ante todo, una buena persona. “Por eso –recordaron – a Juan le interesaban los demás y los mejor para los demás: para sus compañeros de empresa, para sus conciudadanos, para sus vecinos… para quienes paseaban por estas calles o para los que estaban pidiendo cita médica y no se la daban nunca”. “Daba igual –matizaron– que fuera luchar por la libertad o la democracia, o por la farola de la esquina, daba lo mismo porque él ponía siempre esa pasión y esas ganas por ayudar que le hicieron ser una referencia”.
Cuando Juan llegó de su Extremadura natal, la colonia San Nicolás era un lugar en el que “la Barreiros y otras fábricas hicieron de Villaverde uno de los polos industriales de España”. Un lugar, recordaron, “en el que las familias obreras vivían en barriadas humildes de calles muchas veces sin asfaltar, en colonias que eran como pueblos en el que había gente andaluza, gallega, extremeña, castellana…” en un país donde “se vivían malos tiempos para las libertades”. Desde entonces, el barrio, su barrio, ha cambiado. Y mucho. “Las calles ya están asfaltadas, hoy podemos votar, la Barreiros ni se llama Barreiros ni es lo que era”, pero, a pesar de todo, “sigue habiendo muchos motivos para seguir la senda por la que siempre transitó Juan”. Esos motivos, subrayaron sus compañeros, “son reales” y, recurriendo a un lugar común del movimiento vecinal, “si no lo fueran habría que inventárselos”, porque “para mirar al futuro es obligado no abandonar las buenas costumbres’ y porque ‘si luchamos podemos perder, pero si no luchamos estamos perdidos”.
Esta lección queda en el recuerdo de quienes tuvieron la suerte de compartir con Juan Hoyas sueños, proyectos, conquistas y desvelos y queda grabada para siempre en el monolito que, en los jardines de la colonia, se dedica a la memoria de un hombre ‘en reconocimiento a su compromiso con el distrito, la libertad y la democracia’.
Vídeo editado por Distrito de Villaverde.
Foto: Jesús Jábega. Periódico Distrito de Villaverde