¿Quién ha dejado el cubo de la basura abierto en el PAU de Vallecas?

Miles de vecinas y vecinos sufren cada semana fuertes olores procedentes de las diversas plantas del complejo de Valdemingómez. La planta de compostaje, la incineradora y ocasionalmente la quema de vertidos ilegales ensombrecen las virtudes del ecológico barrio del Ensanche de Vallecas, punta de lanza de los desarrollos del Sureste.

¿Quién ha dejado el cubo de la basura abierto en el PAU de Vallecas?
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Cada mañana los vecinos del Ensanche de Vallecas exclaman “tengo una corazonada”. Cualquiera de ellos, al abrir la ventana para dejar pasar la luz, escuchar el canto de los pájaros y llenar de aire fresco la habitación lo que experimentará –tristemente- será un verdadero puñetazo en las narices, un penetrante y desagradable olor que inunda la calle, la casa y la alcoba. La práctica certeza de que “hoy también olerá” es un tema de conversación común en las calles del barrio, a la puerta de los colegios y en los supermercados.

La inquietud vecinal es tal que la Asociación PAU de Vallecas lo está siguiendo y gestionando desde su comisión de Medio Ambiente. Fueron tantos los comentarios recibidos en su foro virtual de vecinos, que la Asociación tuvo la iniciativa de crear en noviembre de 2008 un formulario para recoger datos acerca de este problema cotidiano.

A falta de interés de la administración en el tema, los vecinos han tenido que convertirse en verdaderos expertos en malos olores: “Fecal-basura”, “Quemado-ceniza”, “Aceite”. Estos son los tres tipos de olores que clasifican en su estudio y que llegan con fuerza al Ensanche. De ellos, el que mayor incidencia ha tenido en todos estos meses ha sido “Fecal-basura”, con similar intensidad durante la mañana y la tarde. Ver gráficos del estudio y más datos ->Según el vecindario, todo apunta a que este tipo de olores procede de la planta de compostaje de Valdemingómez, situada a pocos kilómetros de las viviendas del Ensanche de Vallecas y dónde se convierte la basura orgánica de todo Madrid en compost. En teoría debería ser imposible la emisión de olores de esa instalación, puesto que las plantas de compostaje mantienen los lodos hasta que están completamente secos y sean prácticamente inodoros, dentro de cámaras estancas. Salvo que la planta se haya quedado pequeña: en ese caso se verían obligados a sacar los lodos al aire libre cuando aún están frescos y podrían olerse a gran distancia.

Los vecinos y vecinas que envían quejas al Ayuntamiento reciben desde hace años una carta tipo en la que se afirma que los olores proceden de vertidos ilegales a la vez que se insiste en que se está trabajando en modernizar las plantas de Valdemingómez. La realidad, indica la asociación vecinal, es que los olores siguen igual, y los vecinos continúan registrándolos cada día que los sufren. Una carta de esta entidad ciudadana ni siquiera ha sido contestada por el Ayuntamiento. En ella se pidió sobre todo información. Ahora los vecinos exigen que se gestione el complejo medioambiental de forma más profesional, ya que son ellos los primeros a los que llega el resultado de la mala gestión: un olor a veces insoportable.

En estos momentos la Asociación PAU-Ensanche de Vallecas dispone de suficientes registros como para analizar las zonas y horarios más afectados, así como la intensidad percibida. En su opinión, el siguiente paso lógico sería realizar una valoración olfatométrica encargada a una empresa especialista independiente, algo demasiado caro para una entidad tan modesta. Por ello, han puesto toda esta información en conocimiento de la Junta Municipal de Villa de Vallecas, instándola a realizar el estudio olfatométrico, aunque por el momento no han obtenido respuesta.

Hace unos días concluyó su visita la delegación del Comité Olímpico Internacional encargada de valorar la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2016, y uno de los lugares examinados fue el futuro Parque de la Gavia, donde se ubicará el canal de aguas bravas. Los vecinos y vecinas del Ensanche decían tener también “una corazonada”, la de que estos días tan singulares y como por arte de magia, el aire estaría limpio. Nada puede enturbiar a un Madrid que quiere ser olímpico. ¿O sí?

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