La AV La Unión de Almendrales rinde homenaje a Miguel Sarabia

Miguel Sarabia, uno de los abogados laboralistas que el 24 de enero de 1977 sobrevivió al atentado perpetrado por grupos de extrema derecha en el número 55 de la calle Atocha, falleció el 20 de enero de 2007 tras una larga enfermedad. Sarabia, que pasó dos años de su vida en prisión por su militancia política, ayudó a fundar la AV La Unión de Almendrales (Usera). Decenas de sus vecinas y vecinos le rindieron homenaje el pasado 5 de julio ”por su lucha por la libertad, la democracia y el legado aportado al distrito de Usera”.

La AV La Unión de Almendrales rinde homenaje a Miguel Sarabia
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El 24 de enero de 1977 Miguel Sarabia Gil estaba en el despacho de la calle Atocha número 55, junto a los compañeros laboralistas Enrique Valdelvira, Serafín Holgado, Luis Javier Benavides, Francisco Javier Sauquillo, Angel Rodríguez Leal, Alejandro Ruiz-Huertas, Luis Ramos y Dolores González con quienes había participado en una reunión de los llamados abogados de barrio.

Los cinco primeros murieron fusilados bajo los disparos de un grupo de extrema derecha, mientras que los otros tres y Miguel resultaban heridos de gravedad.

Miguel Sarabia, que tenía entonces 50 años, era uno de los 300 abogados afiliados al PCE. Pero no sólo. Como recuerdan sus vecinas y vecinos, ‘nos ayudó a constituir la AV La Unión de Almendrales, a la remodelación del barrio y en los temas jurídicos y humanos’. A pesar de su reconocido prestigio, ‘era uno más de nosotros sin esperar nada a cambio’ y no le dolieron prendas a la hora de ‘participar en reuniones en nombre de esta asociación en el Ayuntamiento, en el IVIMA, en la Gerencia de Urbanismo, en la FRAVM, en la Coordinadora de Barrios en Remodelación y en asambleas informativas’.

‘Fue detenido con los miembros de la Coordinadora y encarcelado durante 24 horas por defender los derechos de los vecinos, derechos que tenemos y estamos disfrutando en la actualidad. Llegó a abandonar muchas veces su trabajo por ayudar a esta asociación para que tuviésemos una vivienda digna a un precio justo y un barrio con mejores infraestructuras y equipamientos, muy necesarios para la convivencia. Muchas veces pecaba de moderado: todo lo quería solucionar a base de conversación, diálogos y charlas, aunque a veces no era posible obtener aquello que se reivindicaba y teníamos que recurrir a manifestaciones, encierros y encadenamientos, actos que él repudiaba, ya que era de lo más pacifista’.

‘Lo que este ser humano ha hecho por nosotros y nuestro barrio -subrayan- no lo haría nadie. Nosotros hemos tenido la suerte de estar con él muchos años y disfrutar de su compañía y sus consejos’.

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