Aravaca reclama al Gobierno regional la retirada de las torres y cables de alta tensión abandonados

Los vecinos y vecinas de Aravaca, que tardaron 20 años en ver desaparecer la alta tensión de sus cabezas y llevan un año y medio a la espera de que se retiren las torres y cables abandonados, se muestran escépticos ante la promesa de Iberdrola de ejecutar su desmontaje “antes de que termine el primer trimestre de 2011”. Si, como ha ocurrido otras veces, las palabras de la eléctrica caen en saco roto, la asociación vecinal Osa Mayor, que se reunió el pasado viernes con el Director General de Industria, ha amenazado con volver a llevar la protesta a la calle.

Aravaca reclama al Gobierno regional la retirada de las torres y cables de alta tensión abandonados
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“La preocupación vecinal es grande pues solamente han retirado las torres y cables que había en El Barrial para edificar cerca de 1500 pisos, actualmente en fase de construcción, dejando los que afectan directamente a miles de vecinos y que suponen un riesgo físico para ellos, que no comprenden, ni nuestra asociación tampoco, como se puede tener tan poco interés por parte de los diferentes Organismos para retirar definitivamente las mencionadas torres y cables, problema que seguramente solucionarían de inmediato si ocurriera algún accidente por desprendimiento o caída de alguna torre, máxime cuando una de ellas (calle Almanzora), está sujeta por tensores a tierra”. El párrafo forma parte de una misiva que Osa Mayor remitió a principios de este mes al Defensor del Pueblo con copia al Director General de Industria, Energía y Minas de la Comunidad de Madrid, Carlos López Jimeno, responsable que el pasado viernes se reunió con una delegación vecinal de Aravaca para abordar la problemática. En el encuentro, según informa la asociación vecinal, López Jimeno indicó que el Gobierno regional “está cumpliendo los plazos de pagos acordados con Iberdrola y que les están urgiendo para que desmantelen estas torres sin más demoras o la Comunidad se verá obligada a abrir un expediente sancionador”. Además, trasladó a los representantes ciudadanos el contenido de una misiva enviada por la compañía eléctrica en la que mostraba su intención de “solicitar en el plazo más breve posible las necesarias licencia municipales, autorizaciones de organismos afectados y permisos particulares” para tratar de finalizar “el desmontaje de las líneas antes de que termine el primer trimestre de 2011”.

“Hemos quedado en vernos nuevamente en dos meses para ver si de verdad estas promesas de intenciones se están cumpliendo por fin, pues en caso contrario, nos veremos obligados a realizar la cuarta concentración bloqueando las obras en la calle Almanzora”, amenaza la asociación vecinal, que muy a su pesar atesora una amplísima experiencia en las relaciones con las eléctricas y la Administración.

Preocupados por las nocivas consecuencias que puede generar la prolongada exposición a emisiones electromagnéticas, hace 20 años los vecinos y vecinas de Osa Mayor de Aravaca comenzaron su lucha para eliminar la alta tensión del barrio. En 1992, consiguieron que los tres grupos municipales (PP, PSOE e IU) acordaran alejar los cables de las viviendas y en 1997 el Defensor del Pueblo remitió un informe a las Cortes Generales demandando la “ejecución inmediata” del soterramiento de éstos, toda vez que excedían “notablemente las intensidades consideradas sanitariamente admisibles”. En febrero del año siguiente, el propio Fiscal de Medio Ambiente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid puso una fecha límite para la eliminación del cableado aéreo ya que atentaba contra “los derechos fundamentales a la salud, al disfrute del medio ambiente y a una vivienda digna”: ocho años. El plazo se cumplió y los cables seguían ahí. Pero por fin, después de varias fechas prometidas e incumplidas por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, en septiembre de 2008 se clausuró una parte de la red aérea, el circuito Majadahonda-Ventas, y el 15 de mayo de 2009 la otra parte, propiedad de Red Eléctrica Española, la red Otero-Ventas, lo que libró al vecindario del molesto e inquietante zumbido de la alta tensión. Los habitantes de Aravaca esperan ahora que el proceso se complete con la retirada definitiva de la chatarra que suponen las torres y el cableado.

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