Una mole de 22 pisos con más de 1.000 camas hospitalarias de las cuales se utiliza apenas un centenar se levanta entre los distritos de Latina y Carabanchel. Es el hospital militar Gómez Ulla. A pesar de que el centro hospitalario mantiene casi todas sus plantas clausuradas, miles de vecinos del entorno se ven obligados a trasladarse al Gregorio Marañón, Niño Jesús, Rodríguez Lafora, Carlos III, La Paz, Santa Cristina y la Cruz Roja, muchos de ellos situados a varios kilómetros de distancia de su lugar de residencia, mientras duran las obras de remodelación del ala norte del hospital Clínico.
“Esta solución constituye un flagrante atentado contra lo establecido en la Ley General de Sanidad. ¿Cómo puede ser que obliguen a gente mayor con problemas de movilidad a cruzar la ciudad para visitar a su médico cuando tenemos en la puerta de casa el Gómez Ulla?” -denuncia Lourdes Hernández, portavoz de la Coordinadora de Asociaciones de Carabanchel-. Al Gobierno de la Comunidad de Madrid sólo le interesa construir nuevos hospitales para entregarlos a empresas privadas que buscan un beneficio económico a costa de los hospitales públicos, olvidando que existe una red pública de hospitales, no invirtiendo en ellos y cambiando el personal a los nuevos centros con cargo a los presupuestos de los hospitales públicos”.
Hoy a las 17.30h, una representación de la Coordinadora vecinal se dará cita con el secretario general de Defensa, Constantino Méndez, para pedir que el Ejecutivo transfiera el hospital militar a la red sanitaria pública madrileña y preste servicio a la población civil “garantizando, en todo momento -apuntan- una gestión cien por cien pública”. “Llevamos veinte años pidiéndolo -recuerdan- y continuaremos otros tantos saliendo a la calle, si es preciso, para que las administraciones hagan un uso responsable del patrimonio público, más en una coyuntura económica como la que vivimos“, remachan.
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