En el año 1977, las asociaciones vecinales de Usera propusieron al Ayuntamiento de Madrid la construcción de un parque en la pradera de Pradolongo que fuera diseñado por los propios vecinos. Fueron ellos quienes llevaron a cabo una encuesta en los barrios de Usera, Orcasitas, Poblado Dirigido de Orcasur, Zofío y Almendrales gracias a la cual se conocieron sus aspiraciones: la mayor parte quería pasear, oir música, presenciar espectáculos, leer y que los niños pudieran jugar tranquilamente. A continuación, se iniciaron los trabajos de topografía, edición de planos… hasta tener listo un proyecto que fue ejecutado varios años después e inaugurado por Enrique Tierno Galván el 7 de febrero de 1983.
En el acto de inauguración, el alcalde madrileño habló de la intención de su equipo de Gobierno de hacer parques en el sur, “una parte de Madrid ocupada por la inmigración que pasaba de la chabola a la urbanización cuando, a veces, la urbanización era la chabola con otra fachada”.
Veinticinco años después, el sur de la capital continúa acogiendo a miles de inmigrantes. Lejos de ser objeto de atención como espacio de convivencia y participación vecinal, durante los últimos años los medios de comunicación han visitado el parque sólo cuando se ha convertido en escenario de episodios violentos.
Por todo ello, el pasado sábado 31 de mayo, más de 25 entidades vecinales y de inmigrantes convocaron un acto para recuperar la imagen del parque como “un espacio abierto para el disfrute de los vecinos y resaltar lo positivo de este lugar de encuentro, de la diversidad cultural como elemento social enriquecedor y de la convivencia pacífica entre los vecinos como norma habitual”.
Centenares de personas participaron en los talleres de grafiti, de cometas y pudieron disfrutar de las exhibiciones de break dance, de capoeira y de danzas del mundo. Al final de la tarde y, a pesar del desapacible tiempo, las personas asistentes compusieron un símbolo gigante de la paz con hojas de colores.