El pasado 7 de enero, 29 científicos independientes y expertos en salud de todo el mundo hicieron público el informe Bioinitiative 2012 sobre los posibles riesgos de las tecnologías inalámbricas y los campos electromagnéticos.
El informe incluye incluye la referencia a cerca de 1.800 nuevos estudios que informan de los efectos biológicos adversos para la salud de los campos electromagnéticos (líneas eléctricas, cables eléctricos, electrodomésticos y dispositivos de mano) y las tecnologías inalámbricas (teléfonos móviles e inalámbricos, el sistema WI-FI, ordenadores portátiles…).
Todos ellos certifican que la contaminación electromagnética incrementa el riesgo de sufrir tumores cerebrales, cáncer, alteraciones del sueño o enfermedades neurológicas como el Alzheimer, en especial en las personas más sensibles, como mujeres embarazadas, niñas y niños y personas mayores. El informe referido, hace además un repaso de las respuestas de salud pública que en estos momentos se están discutiendo en otros países, así como los posibles usos terapéuticos de los campos electromagnéticos de muy baja intensidad.
Hasta ahora, los sucesivos equipos de gobierno han ignorado en España las crecientes evidencias científicas que apuntan a la peligrosidad de la contaminación electromagnética, así como las insistentes reivindicaciones dirigidas a exigir a las autoridades que lleven a cabo las modificaciones legislativas necesarias a fin de garantizar el principio de precaución.
Entre tanto, cada vez más personas padecen electrosensibilidad, una enfermedad no reconocida como tal en España a pesar de que provoca síntomas que imposibilitan una vida normal, como explica Minerva Palomar, miembro de la comisión de telefonía móvil de la FRAVM en este reportaje de RTVE.