El cambio climático es un hecho ineludible que muy pocos se atreven ya a discutir. Se ha demostrado que el ser humano, a través de la emisión de gases de efecto invernadero –principalmente CO2, metano y óxidos nitrosos- ha modificado la temperatura del planeta en el último siglo. Dichos gases son producto del mal uso que hemos hecho de los recursos naturales, especialmente en el caso de los combustibles fósiles, utilizados masivamente en los medios de transporte de los países más poderosos. Los efectos en todo el planeta y, especialmente, en las poblaciones más desfavorecidas no se harán esperar.
La crisis económica mundial no puede ser ya una excusa válida: el planeta también está en crisis. Ambas tienen los mismos orígenes, y por tanto, las mismas soluciones.
La única manera de hacer frente a esta situación pasa por el ahorro energético y por una mayor apuesta por las energías renovables. Sin embargo, países como Italia, Polonia o Chequia (cuyo presidente está llamado a liderar la UE los próximos 6 meses) siguen promoviendo políticas que infravaloran el cambio climático. Otros, como Alemania, parecen haber abandonado la vía de actuación frente al gran problema ambiental de la actualidad. España, por su parte, ostenta un triste récord: es el país más alejado de los objetivos del Protocolo de Kyoto.
Esta situación ha hecho que, en muchos países, las organizaciones sociales organicen actos reivindicativos de protesta. En Madrid, la FRAVM, Ecologistas en Acción, Acsur, la FAPA Giner de los Ríos, UGT, CCOO, ATTAC, Greenpeace…, entre otras, invitan a los ciudadanos a denunciar esta situación: ‘no nos podemos dejar avasallar por las falsas promesas de un grupo de políticos que en el pasado han sido incapaces de cumplir con unos objetivos pactados por ellos mismos. Ya es hora de que se cumplan los objetivos de Kyoto y de alcanzar nuevos compromisos con los que hacer frente a la grave amenaza que supone el cambio climático para la vida en nuestro planeta. Debemos exigir que se alcance un consenso en materia de reducción de gases de efecto invernadero y consumo energético si queremos un futuro para nuestro planeta’.