En febrero de 2004, la FRAVM firmó con el Ayuntamiento de Madrid los planes especiales de inversiones de los distritos de Tetuán, San Blas, Carabanchel y Vicálvaro. Un año más tarde, en enero de 2005, se produjo la firma de un quinto plan especial de inversiones, esta vez para el distrito de Latina. Más allá de las dificultades que nos hemos ido encontrando en el camino en la gestión concreta de cada uno de los planes, la verdad es que éstos se han revelado como una estrategia acertada del movimiento ciudadano. En realidad, ya conocíamos de sobra la fórmula, pues en la legislatura anterior la habíamos puesto en práctica, gracias a un acuerdo con la Comunidad de Madrid en otros cuatro distritos: Usera, Villaverde y Puente y Villa de Vallecas.
En efecto, gracias a los planes especiales de inversiones estamos logrando dos resultados de la mayor trascendencia: participación de las asociaciones de vecinos en la toma de decisiones y más inversiones en los distritos que más las necesitan.
El proceso de cada plan es sencillo. Se inicia mediante una negociación a dos bandas: de un lado, la FRAVM y las asociaciones de vecinos del distrito y, de otro lado, una representación del Ayuntamiento, integrada por la junta municipal respectiva y el Área de Economía y Participación Ciudadana. Después de muchas discusiones, las dos partes llegamos a un consenso en el que fijamos el paquete de actuaciones prioritarias a acometer por la administración municipal en el periodo 2004-2008. Una vez cerrado el acuerdo y suscrito por la FRAVM y el alcalde, el plan inicia su andadura bajo la supervisión de una comisión de seguimiento en la que están presentes las asociaciones de vecinos, así como los representantes del Ayuntamiento. Es en la comisión en la que se van tomando las decisiones relevantes y, en particular, es en ellas en las que las asociaciones exigimos explicaciones a los diferentes departamentos municipales si las cosas no van tal y como se había acordado. En resumen, en los planes especiales de inversiones, las asociaciones de vecinos opinamos, sugerimos y, sobre todo, decidimos, pues, como parte signataria de un pacto, nuestro acuerdo es inexcusable a la hora de determinar las actuaciones y la programación de las mismas. Este modelo no reproduce fielmente el ejemplo de lo que llamamos los “presupuestos participativos”, pero ya nos gustaría que cundiera el ejemplo (tanto más entre algunos críticos de los planes), toda vez que la participación, como la solidaridad, aunque se habla mucho de ellas –eso si con la boca pequeña-, escasea en estos tiempos.
Los planes especiales de inversiones hasta ahora suscritos se han concretado en los distritos más problemáticos y con mayores índices de precariedad de Madrid. Nuestra voluntad, por supuesto, una vez finalicen los que ahora están en marcha, es lograr prorrogarlos para un segundo cuatrienio y, asimismo, trasladarlos a más distritos de la capital y a otros municipios de la Comunidad de Madrid.
En todos los planes, el objetivo prioritario de las asociaciones de vecinos participantes ha sido acordar una serie de actuaciones de muy diversa índole dirigidas a corregir o, cuando menos, mitigar o atenuar las situaciones de desequilibrio social, económico y territorial. Se ha tratado, dicho en otras palabras, de allegar más recursos públicos a los barrios y colectivos sociales que objetivamente más los necesitan.
La FRAVM y las asociaciones de vecinos no nos engañamos, ni pecamos de ingenuas. El logro efectivo del reequilibrio territorial y social exige algo más que un periodo de cuatro años y políticas de más hondo calado que un conjunto acotado de actuaciones más o menos importantes. Pero también tenemos claro que para alcanzar la meta debemos caminar y que, como decía el poeta, caminante no hay camino, se hace camino al andar. Al suscribir los acuerdos de los planes especiales, la FRAVM y las asociaciones de vecinos no renunciamos a nada, sino que debemos continuar peleando por lo que todavía no hemos conseguido. Es decir, los planes no son el final o la puerta de llegada, sino que, para nosotros, son y deben ser una etapa en el camino desde la que plantearnos objetivos más y más ambiciosos, pensando siempre en la mejora de nuestros barrios y en el interés de la mayoría de los vecinos y vecinas.
Hecha la anterior reflexión, veamos algunos datos. En los cinco distritos se ha acordado que el Ayuntamiento llevará a cabo los compromisos ordinarios de inversión, igual que en los demás distritos y, además, abordará un conjunto de inversiones o actuaciones extraordinarias, justamente las consensuadas con las asociaciones de vecinos. Tales inversiones extraordinarias suman 63 actuaciones de competencia municipal, la gran mayoría de las cuales consisten en la creación de nuevos equipamientos (escuelas infantiles, polideportivos…) y la mejora de las infraestructuras existentes. El Ayuntamiento también se compromete a ceder a la administración autonómica y a la central suelos para que éstas ejecuten otras actuaciones que vendría a añadirse a las 63 mencionadas. En tercer lugar, en los planes de inversiones se recoge el compromiso de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS) de desarrollar programas de vivienda protegida para los jóvenes y para otros colectivos sociales con graves carencias en materia de alojamiento.
Las actuaciones e inversiones extraordinarias que constituyen los planes especiales se reflejan sin lugar a dudas en los presupuestos municipales. Las cifras no nos dejan mentir: en 2006 nos encontramos que en cualquiera de los cinco distritos (Tetuán, San Blas, Carabanchel, Latina y Vicálvaro) se invertirán en equipamientos e infraestructuras sumas muy superiores a los demás distritos de la capital. Así, por ejemplo, en Carabanchel se destinarán (pendientes de aprobar por el Pleno municipal) 25.900.166 millones de euros a las inversiones extraordinarias; 21.660.560 € en Tetuán; 13.930.794 € en San Blas; 10.511.073 en Vicálvaro y 14.182.423 en Latina.
En conclusión, los planes especiales de inversión impulsados por el movimiento ciudadano significan abrir nuevos canales de participación ciudadana en la toma de decisiones acerca de dónde y en qué invertir los dineros públicos, llevándolos a los barrios y distritos con mayores cotas de precariedad. Al hacer estos acuerdos no nos colocamos un techo, sino que, tenemos claro, que debemos seguir reivindicando y peleando para lograr más inversiones y más actuaciones y ello sea cual sea el partido que gobierna.
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