‘La ciudad de Madrid tendrá 1.000.000 de árboles más cuando acabe el mandato’, anunció hace casi un año la responsable del área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella. “Estamos creando nuevos grandes parques como el Parque de Valdebebas, con 500 hectáreas, una extensión equivalente al Hide Park de Londres y Central Park de Nueva York juntos, o la Cuña Verde de O’Donnell, con 110 hectáreas, o el Parque Lineal del Manzanares o la futura Casa de Campo Norte, con 1.100 hectáreas”, detallaba. Estas grandilocuentes declaraciones chocan, sin embargo, con la práctica cotidiana de la conservación de los parques y las zonas verdes consolidadas de la ciudad, como el parque del Retiro, donde se están talando árboles añejos o en el pinar situado en el PAU de Carabanchel, donde funcionarios municipales han eliminado ejemplares de gran porte en buen estado.
‘El Ayuntamiento de Madrid ni siquiera respeta la Casa de Campo, declarada Bien de Interés Cultural. Asfaltó 10.000 metros cuadrados en el lugar conocido como Mayorales para que el Circo del Sol ofreciera allí su espectáculo. El impacto medioambiental de su paso por la capital ha sido, por tanto, grave por la aglomeración de visitantes y por la permisividad del Ayuntamiento a la hora de dejar que cientos de coches aparcaran de forma incotrolada destrozando cubiertas vegetales. Esto demuestra su escaso interés por conservar el parque, a pesar de las obligaciones que le han sido asignadas por las leyes sobre el Patrimonio Histórico Español y también de la Comunidad de Madrid y de estar preparando un informe para declarar nuevamente el parque como Bien de Interés Cultural en la categoría de sitio histórico. Está claro que no es el lugar idóneo para esa clase de espectáculos aunque éstos vengan auspiciados por la concesión a empresas pseudo municipales que están explotando el recinto ferial’, denuncia Paco González, uno de los portavoces de la Plataforma Salvemos la Casa de Campo. ‘Instamos, por tanto, al Ayuntamiento de Madrid, a la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid y a todo aquel que tenga competencias sobre el parque que se prohíban en lo sucesivo estos eventos y a que, de forma inmediata, se repueble la zona perjudicada y se instalen los necesarios elementos que impidan el aparcamiento de vehículos fuera de los ya existentes en los dos restaurantes que actualmente funcionan. Esta no es la manera de conservar un Bien de Interés Cultural. Es necesario conservar, no maltratar’, remata.