Desde 1999, año en que entró en vigor la directiva 1999/30/CE relativa a los valores límites de partículas contaminantes, la ciudad de Madrid ha rebasado todos los años los límites legales establecidos para el dióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas en suspensión (PM10), procedentes de las actividades industriales y, sobre todo, del tráfico rodado. Estas partículas, advierten las autoridades sanitarias internacionales, pueden producir enfermedades respiratorias, asma, agravamiento de afecciones alérgicas y problemas cardiovasculares. Un reciente estudio de la Comisión Europea calculaba que la contaminación provoca en la UE unas 350.000 muertes anuales, 16.000 de ellas en España. En nuestro país, como no se han cansado de recordar la FRAVM, Ecologistas en Acción y la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid (ADSPM) a las administraciones madrileñas, las consecuencias de la polución provocan tres veces más muertes que los accidentes de tráfico y casi 11 veces más que los accidentes laborales. Con escaso éxito, eso sí. Tanto es así que la Federación vecinal ha solicitado al fiscal general de Medio Ambiente y Urbanismo que inicie las investigaciones necesarias para dilucidar la responsabilidad de las administraciones públicas por la falta de soluciones a la degradación de la contaminación atmosférica en la región.
En este contexto, el Ayuntamiento de Madrid aprobaba una modificación de la red de vigilancia de la calidad del aire por la que reducía las 27 estaciones con las que cuenta en la actualidad a 23. Además, la nueva configuración de la red reduce a la mitad las estaciones de tráfico -del 74 al 35%- duplicando el número de las denominadas de fondo urbano, es decir, aquéllas que no están relacionadas directamente con el tráfico o la industria pero sí afectadas por el régimen de vientos que influye en la contaminación.
En las alegaciones que la FRAVM ha registrado a la resolución del Ayuntamiento de Madrid, pide al área de Medio Ambiente que mantenga el número de estaciones existentes y propone una nueva distribución dirigida a garantizar una medición equilibrada en los 21 distritos de la capital. La Federación coincide en 4 de las 15 estaciones actualmente situadas en la almendra central, pero se opone a la eliminación de las estaciones de la Plaza de Castilla, Marañón, Pº Recoletos, Luca de Tena, Alto de Extremadura, Alcalá, Santa Eugenia y Fernández Ladreda -algunas de ellas registran los índices de contaminación más altos de la ciudad- a fin de mantener las series históricas de datos. La FRAVM, además, propone instalar una estación de medición en el Nudo Sur o Planetario, en una zona próxima a la chimenea del by-pass sur de la M-30, la única que ventila el aire procedente de un túnel de 4 kilómetros por el que transitan miles de automóviles diariamente al objeto de estudiar si, como asegura el Gobierno municipal, la chimenea cuenta con sofisticados sistemas que filtran el aire para garantizar así la salud de los vecinos del entorno.
A las medidas señaladas la FRAVM suma otra: la creación de una mesa de seguimiento de la calidad del aire en la ciudad de Madrid compuesta por las autoridades locales competentes y asociaciones vecinales y ecologistas para concertar el método más adecuado de medición de la calidad del aire y la propuesta de emplazamiento de las respectivas unidades de medición.
