Este año, el Día Internacional del Trabajo se celebra en un contexto socioeconómico marcado por unas cifras de desempleo sin precedentes. España cuenta con 6,2 millones de parados, una tasa de desempleo que supera el 27% y se catapulta hasta más allá del 57% entre los jóvenes. En nuestra región, el paro se sitúa en el 20,35%. 682.000 personas en edad de trabajar carecen de empleo y de éstas, 365.200 no cobran prestación alguna. Es decir, en la Comunidad de Madrid ya hay más personas desempleadas sin ayudas que con ellas. Además, el 31% de los parados son de larga duración (lleva dos años o más buscando empleo).
En España, la acelerada caída del empleo, que afecta ya a sectores hasta ahora inmunes, como los empleados públicos o los trabajadores cualificados, espoleada por unas reformas laborales que cercenan los derechos laborales y los sucesivos recortes sociales aplicados al dictado de la troika arroja a crecientes sectores de la población a la exclusión social.
Tales recetas, diseñadas con el único objetivo de contener el gasto público al margen de sus repercusiones sociales, han desatado una sostenida e intensa ola de movilizaciones sociales a cuyas reivindicaciones los responsables políticos han hecho caso omiso.
En esta coyuntura de creciente precarización de las condiciones de vida de la ciudadanía madrileña, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) aboga por el desarrollo de políticas de estímulo de la inversión y el crecimiento en torno a un modelo productivo sostenible desde un punto de vista económico, social y medioambiental, por una reforma fiscal progresiva y por la consolidación de los servicios públicos, verdadera columna vertebral del Estado de bienestar.
La FRAVM anima a la ciudadanía a salir a la calle el 1º de mayo para defender sus derechos y exigir el respeto de los fundamentos democráticos más básicos, algunos de los cuales se llevan tiempo vulnerando: el establecimiento del decreto-ley como fórmula para soslayar el debate público y el consenso, el incumplimiento de compromisos electorales, la falta de diálogo con las organizaciones sociales, las limitaciones impuestas al ejercicio de las libertades de reunión, manifestación, huelga, y expresión, a través de la acción policial, la imposición de multas…
* Este año, a las manifestaciones convocadas por las centrales sindicales se suma la recuperación de una antigua tradición en la Dehesa de la Villa: la celebración de las denominadas ‘jiras campestres’. Leer más aquí.