Aunque en regiones como la madrileña parezca imposible, a escala planetaria, la agricultura urbana y periurbana suministran el 30% de los alimentos que se consumen en las ciudades. Se estima que cerca de 800 millones de habitantes de las ciudades participan en actividades relacionadas con la agricultura en entornos urbanos, un ámbito a cuya sostenibilidad ambiental contribuyen de forma decisiva los huertos.
A pesar de ello, en el territorio español, a diferencia de lo que ocurre en otros países de nuestro entorno, la agricultura urbana carece del debido reconocimiento institucional y su crecimiento en las últimas décadas ha aparecido vinculado en gran medida a iniciativas privadas, tanto individuales como colectivas, que se caracterizan fundamentalmente por su precariedad. Es el caso de los huertos urbanos comunitarios que, con más trabajo que medios, han puesto en marcha en Madrid algunas asociaciones vecinales.
Miembros de los grupos promotores de estos huertos participaron en el I Congreso estatal de agricultura ecológica urbana y periurbana celebrado en Elche los pasados 6 y 7 de mayo. Allí conocieron experiencias novedosas, como los parques agrarios en comarcas densamente pobladas del Baix Llobregat (Barcelona) que comercializan su producción o los parques culturales, no agrarios, como figuras a considerar en la planificación del territorio.
En las conclusiones (ver fichero relacionado), los asistentes subrayaron la diferencia fundamental entre la agricultura urbana, que tiene un valor fundamentalmente lúdico, pedagógico e incluso terapéutico y la periurbana, más orientada a mantener los valores patrimoniales culturales, paisajísticos y ambientales de una determinada comunidad.
Por todo ello, solicitan que los huertos urbanos se ubiquen en solares de la ciudad de forma no invadan espacios agrarios más interesantes para una actividad netamente agraria.