Aravaca, por fin libre de torres y cables de alta tensión

Después de casi 22 años de batalla, el vecindario de Aravaca celebra por fin la retirada definitiva de las torres y cables de alta tensión del barrio. Tras el corte de la corriente eléctrica aérea en 2009 y el desmontaje del cableado, que finalizó en febrero, desde el pasado jueves técnicos de Iberdrola se afanan por desinstalar las últimas torretas. “Los vecinos están que no se lo pueden creer”, indica Amelia Romero, de la asociación vecinal Osa Mayor.

Aravaca, por fin libre de torres y cables de alta tensión
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Si de algo podemos calificar a los vecinos y vecinas del barrio Osa Mayor de Aravaca es de perseverantes. Con la asociación vecinal a la cabeza, llevan más de 22 años luchando para erradicar las molestias provocadas por los cables y torres de alta tensión que hasta esta semana atravesaban la zona. Pero por fin, el pasado 24 de marzo, operarios de la compañía Iberdrola comenzaron a desmantelar las últimas torres y esta mañana desaparecía la situada en el número 141 de la avenida Osa Mayor, todo un símbolo de esta larga batalla ciudadana. “Tal y como nos han confirmado los trabajadores de Iberdrola, en estos días desmantelarán las dos torres que quedan. Estamos contentísimos, pues ya eran casi 22 años con este tema y por fin se ha acabado” señala Amelia Romero, portavoz de la citada entidad ciudadana.

Tal y como informa Romero, el jueves pasado la eléctrica comenzó a desinstalar la torre de la calle Almanzora, que estaba rodeada por siete viviendas, y ayer continuó con la estructura situada en el número 141 de Osa Mayor. “Gracias a la denuncia que interpusimos en su día por la torre del número 141, que no cumplía el reglamento, el fiscal abordó la problemática a nivel de todo Madri; y el Defensor del Pueblo también particulariza la cuestión en esa torre”, indica la representante ciudadana. A diferencia de las otras torretas, la base de ésta, que fue construida en los años cuarenta del siglo pasado, se encuentra a tan solo 4,5 metros del eje de la calzada, cuando la normativa marca una distancia mínima de 15 metros.

Tras la caída, esta mañana, de este símbolo de la lucha contra la contaminación electromagnética, esta tarde los operarios trabajaban para retirar la tercera torre de la “llamada ruta del cable” elaborada por la asociación vecinal, que se encuentra ubicada junto a un parque infantil detrás de la calle del Alfar. Gracias a la protesta de la entidad, hace dos años el Ayuntamiento retiró de ese lugar de esparcimiento unos toboganes y columpios que los niños podían usar como base para trepar por la torreta. Tras la retirada de la infraestructura, ahora podrán ser repuestos.

Antes de las torres, durante el pasado mes de febrero, Iberdrola completó la desinstalación del cableado aéreo, sin electricidad desde hace casi dos años, y hoy culmina un largo proceso que ha estado jalonado por reuniones entre los vecinos y las administraciones y las compañías eléctricas, protestas en la calle, denuncias en los juzgados y en los medios de comunicación, así como cartas y dictámenes del Defensor del Pueblo, recogidas de firmas y otras acciones de presión. “Ahora nos toca realizar los agradecimientos, que serán, entre otros, al director de Industria, que siempre nos ha recibido, a Iberdrola y al Defensor del Pueblo; a los que no tenemos nada que agradecer es al Ayuntamiento de Madrid y a la Junta Municipal”, aclara Romero, antes de recordar que la asociación sigue en su lucha por lograr que Aravaca sea declarado distrito independiente, una solución al “abandono y discriminación” que padece la zona por parte del consistorio de Gallardón.

Preocupados por las nocivas consecuencias que puede generar la prolongada exposición a emisiones electromagnéticas, hace 22 años los vecinos y vecinas de Osa Mayor de Aravaca comenzaron su lucha para eliminar la alta tensión del barrio. En 1992, consiguieron que los tres grupos municipales (PP, PSOE e IU) acordaran alejar los cables de las viviendas y en 1997 el Defensor del Pueblo remitió un informe a las Cortes Generales demandando la “ejecución inmediata” del soterramiento de éstos, toda vez que excedían “notablemente las intensidades consideradas sanitariamente admisibles”. En febrero del año siguiente, el propio Fiscal de Medio Ambiente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid puso una fecha límite para la eliminación del cableado aéreo ya que atentaba contra “los derechos fundamentales a la salud, al disfrute del medio ambiente y a una vivienda digna”: ocho años. El plazo se cumplió y los cables seguían ahí. Pero por fin, después de varias fechas prometidas e incumplidas por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, en septiembre de 2008 se clausuró una parte de la red aérea, el circuito Majadahonda-Ventas, y el 15 de mayo de 2009 la otra parte, propiedad de Red Eléctrica Española, la red Otero-Ventas, lo que libró al vecindario del molesto e inquietante zumbido de la alta tensión. Hoy, el barrio se ha librado también del enorme volumen de chatarra de las torres y cables abandonados desde entonces.

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