En 1965 el videoartista Nam June Paik hace su primera grabación con equipo ligero de Sony sobre la llegada del Papa a Nueva York. Ese mismo año Jonas Mekas y su Film-Makers Cooperative plantean la distribución de 200 cámaras de 8 y 16 mm entre jóvenes negros con el único objetivo de facilitarles una herramienta de comunicación. Poco tiempo después, en 1971 Michael Shamberg y Raindance Corporation publican el libro Guerrilla Television, un título que dará nombre a un movimiento que lucha contra los abusos de los poderes fácticos políticos, institucionales y mediáticos. En 1977, el movimiento llega a Barcelona. Nace allí el colectivo Video-Nou. Desde allí, el videactivismo ha germinado en toda la geografía española. En Madrid ha adoptado diversas fórmulas, representadas, entre otras iniciativas, por la televisión vallecana TeleK, que ha documentado desde 1992 la actividad de los movimientos vecinales, de insumisión, okupación, feminismo…, Deyavi y Telepiés, ambos surgidos en Lavapiés, SinAntena, televisión libre por internet animada por el espíritu del software libre o Toma la Tele, promovida por activistas del movimiento 15M a finales de marzo y que ya ha logrado extender sus tentáculos a otros colectivos y movimientos nacionales e internacionales. También el movimiento vecinal ha alumbrado proyectos semejantes. Es el caso de HTZ Televisión, promovida por la Asociación Cultural Taller de Comunicación Radio Enlace de Hortaleza y la Asociación Vecinal la Unión de Hortaleza, asociaciones con más de 20 años de activa presencia e intenso trabajo en un distrito cuyo tejido asociativo, coordinado en red, ha creado otro medio de comunicación de notable calidad: Hortaleza Periódico Vecinal.
Consciente de que la producción audiovisual y su posterior difusión a través de las redes sociales resulta una herramienta de comunicación de enorme atractivo para los más jóvenes, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) puso en marcha el proyecto Videomiradas Jóvenes, subvencionado por la obra social de La Caixa, el pasado año.
Durante varios meses, un grupo de 59 chavalas y chavales de distintos barrios de Madrid participaron en unas sesiones formativas de grabación y edición de vídeo. Pero no solo. Además, tuvieron ocasión de abordar y debatir sobre la interculturalidad y de los retos de la ciudadanía madrileña en materia de convivencia, participación y derechos sociales.
Con estas herramientas, los videoactivistas se echaron a las calles de sus barrios para elaborar, de manera colectiva, una mirada propia de la realidad de sus vecinas y vecinos, de sus problemas y de sus protestas, pero también de sus propuestas.
Tercio Terol, paso a paso
En un rincón del distrito de Carabanchel se levanta la colonia Tercio Terol, un enjambre de 686 viviendas de una o dos alturas construidas por las administraciones públicas en la década de los cuarenta en el marco de ordenación del sector de la carretera Extremadura. En el año 1974 nació la asociación vecinal Pradera Tercio Terol, que tuvo que buscar cobijo durante la dictadura franquista en la parroquia del barrio para celebrar sus reuniones hasta su legalización, el 14 de mayo de 1977. Allí comenzaron a dar batalla para exigir los derechos y libertades democráticas y unas condiciones de vida dignas para el barrio.
Un grupo de chicas y chicos del barrio, La cuarta locura, participaron en Videomiradas y decidieron narrar parte de esa historia a través de una entrevista a Nicolás, Manuela, Emilio, Wilson y Mari, vecinos de tres generaciones que imbricaron sus relatos para contar la travesía de un barrio marcado por el trabajo comunitario para garantizar la convivencia, primero con las vecinas y vecinos de etnia gitana que habitaban los núcleos chabolistas del entorno y, más tarde, con la población extranjera que comenzó a arribar a Madrid a partir de la década de los noventa. Y lo hicieron a través del deporte, montando equipos de fútbol… con más afán cooperativo que competitivo porque, en palabras de Nicolás, el objetivo de esa labor era fomentar el conocimiento mutuo ya que, “del conocimiento viene el respeto”. Para ellos, aquel barrio que en los sesenta estaba “en el fin del mundo” ahora es “de lo mejorcito” que hay en Madrid.
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El huerto urbano comunitario de Adelfas, una isla en el Retiro
En el epicentro de un triángulo formado por las vías del tren y la M-30, en el sur del distrito de Retiro, germinó hace no mucho tiempo un huerto urbano comunitario promovido por la AV Los Pinos de Retiro Sur. Kois, Nerea, Luis, Marta y Guillermo, cinco aprendices de hortelanos cuentan a varios videoactivistas cómo lograron transformar una parcela tomada por las zarzas y el abandono en un huerto en el que crecen tomates, berenjenas, hierbas aromáticas… en bancales perfectamente ordenados y donde los vecinos, cuando el tiempo lo permite, bajan a tomar el fresco en unos bancos y mesas construidos con palés. En ese espacio verde arrancado al asfalto, “liberado” y “autoconstruido” por quienes, aseguran, quieren recuperar los conocimientos de los abuelos que vivían en el campo y avanzar hacia la soberanía alimentaria en un entorno urbano, se dan cita vecinas y vecinos de todas las edades, en especial los domingos de “huertas abiertas”. Allí los encontrarán quienes paseen en la frontera entre los distritos de Retiro y Vallecas.
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Los mejores de Usera también sueñan
La fastuosa Caja Mágica, una de las joyas de la corona de la eterna candidatura olímpica de Madrid, se presenta en San Fermín como un búnker cerrado al barrio. Se supone, lamentan los jóvenes que entrevistan los videoactivistas de Usera, que “es un espacio deportivo”, pero luego “solo ponen discotecas” y, a quienes quieren practicar deporte les cobran “un pastón” por entrar”. Entre tanto, las niñas y niños de la escuela de baloncesto de la asociación, creada en el marco del plan de barrio que gestionan la AV Barriada de San Fermín y la FRAVM con el Ayuntamiento de Madrid, entrenan en la calle, a la intemperie. “Los días que llueve –se queja una alumna de la escuela– no podemos entrenar, un hecho que denuncian Izabella y los monitores ya que, entre tanto, la faraónica instalación, languidece por un desuso solo interrumpido por la celebración de eventos musicales y deportivos ideados para garantizar una recaudación rápida. El espíritu deportivo con el que las niñas y niños aprenden a jugar a baloncesto, sin embargo, les impide tirar la toalla, de manera que continuarán reivindicando la apertura de la Caja Mágica al barrio, una condición que, por otra parte, recoge el contrato de gestión que firmó la empresa concesionaria del recinto. Y lo harán, cómo no, con la ayuda de los nuevos videoactivistas, que ahora además pueden disfrutar de un espacio dedicado a la producción audiovisual en la sede de la FRAVM.
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Vicálvaro, un distrito con alta densidad asociativa
Los videoactivistas de Vicálvaro han elaborado un documental coral en el que participan algunas de las muchas asociaciones y colectivos del distrito: la AV Vicálvaro, AFUVEVA, Las Tejedoras, Candelita, El Tractor Amarillo, Vicus Albus, la Asamblea de Jóvenes de Vicálvaro (AJV), la Asamblea Popular del 15M… Todas ellas han evitado que el distrito quede definitivamente “abandonado de la mano de Dios” y todas coinciden en reconocer que han sido las vecinas y vecinos quienes han arrancado todos y cada uno de los equipamientos que existen en la actualidad. Sin embargo, a pesar de la inagotable lucha que nunca abandonaron, puede parecer que “en cuarenta años no hemos avanzado mucho”, ya que siguen faltando colegios, un instituto, centros sanitarios, culturales, deportivos… por los que siguen trabajando.
En el distrito más joven de Madrid, los jóvenes, azotados por el paro, no tienen alternativas de ocio y aseguran que “se sienten desplazados”. Pero no se resignan, por lo que han promovido la creación de colectivos y asambleas desde los cuales trabajan para construir “pensamiento colectivo”, luchar contra los desahucios y crear alternativas a un sistema que solo sobrevive desplanzando a crecientes sectores de la ciudadanía.
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Las chicas y chicos de Mejorada del Campo que participaron en el proyecto tienen su documental en el horno. En cuanto salga, lo compartiremos en la web.
¡Felicidades a todas y a todos!