Medio centenar de personas se concentra en la Plaza de la Villa en defensa del patrimonio cultural madrileño

El pasado 2 de octubre el escenario escogido fue el Ministerio de Cultura. Esta tarde, la protesta se ha trasladado a la Plaza de la Villa, ante el Consistorio municipal. Allí, medio centenar de personas ha vuelto a condenar la destrucción creciente del patrimonio histórico-cultural de Madrid. Entre los asistentes, además de representantes de la FRAVM y de la Asociación del Barrio de Universidad (ACIBU), se encontraba el conocido hispanista y escritor Ian Gibson.

Medio centenar de personas se concentra en la Plaza de la Villa en defensa del patrimonio cultural madrileño
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Alejandro Sanz, Presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, una de las organizaciones promotoras del acto, tras leer el mismo manifiesto que se distribuyó frente al Ministerio de Cultura, declaró que “el silencio que tiene hacia nosotros el Ayuntamiento es despreciable, algo que no va a impedir que sigamos defendiendo nuestro patrimonio”. De hecho, su asociación, que defiende la conservación de la casa del Premio Nobel, anunció que junto a la FRAVM, la Plataforma de Ayuda al Teatro Albéniz y los colectivos Salvemos los Cines y Teatros de Madrid, Salvar la Institución Libre de Enseñanza, la Asociación de amigos del Palacio de Boadilla del Monte y ACIBU, convocará una concentración similar cada quince días. La próxima, ante la sede de la Comunidad de Madrid.

Defensa de los cinesACIBU y la FRAVM denunciaron que, sólo en los últimos cuatro años, se han clausurado 18 cines en el centro de Madrid. En ese período, la calle Gran Vía ha perdido nueve de sus trece cines como consecuencia del cambio de uso cultural a comercial que facilita el Ayuntamiento, a lo que hay que sumar la amenaza que se cierne sobre decenas de lugares históricos y emblemáticos de nuestra Comunidad de Madrid.

En la actualidad, de todos los cines que han hecho de la Gran Vía la principal arteria cultural de la capital, sólo funcionan como tal el Palacio de la Música (cuyo cambio de uso ya han solicitado los propietarios), el Capitol (que combina el cine con otras actividades), el Palacio de la Prensa y Callao. Han cerrado sus puertas las salas Azul (convertidas en hamburguesería), Pompeya (convertidas en cafetería) y el cine Rex. Otros seis cines (Lope de Vega, Gran Vía, Imperial, Coliseum, Amaya, Real Cinema y Rialto) han sido transformados en teatros, un cambio que las entidades vecinales apoyan en tanto conserva el uso de estos espacios frente al avance de la desertización cultural que la masiva implantación de centros comerciales está imponiendo con la permisividad de la administración local, regional y central.

También la calle Fuencarral ha perdido tres de sus cines: Bilbao (parte del edificio alberga un centro comercial), Fuencarral (derribado en 2007 para construir pisos) y Minicines.

El cierre de estos espacios no se circunscribe sólo al casco histórico y ha avanzado en cascada alcanzando al Tívoli (pendiente de derribo), Cristal, Cedaceros, Novedades (se convertirá en discoteca), Benlliure (albergará un comercio), Luna, Juan de Austria, Peñalver, Rosales, Dúplex, Minicines, Madrid y el Carlos III. Todos ellos se suman a otros, que cerraron definitivamente sus puertas años antes: Alexandra y Urquijo, transformados en hoteles; los cines Salamanca y Europa, convertidos en centros comerciales; el Florida, los multicines Picasso, el Pompeya, el Morasol, cinema España, Aragón, Alcalá Multicines, Excelsior, Odeón, Cartago, Ciudad Lineal, Canciller y Albufera.

Pero a las entidades vecinales les preocupa en especial la próxima desaparición de dos cines emblemáticos: el Avenida y el Palacio de la Música, dos centros que gozan de una protección reconocida en el Plan General de Ordenación Urbana, según el cual “es obligatorio mantener el uso de cine porque se considera una actividad prioritaria para la vida cultural de la ciudad al estar situado en el área cultural de la Gran Vía”. A pesar de ello, en enero de 2007 el Ayuntamiento de Madrid aprobaba la conversión del Avenida (Gran Vía 37), construido por los arquitectos J.Mª de la Cuadra Salcedo y Arrieta Mascarúa en 1926, en un centro comercial. El Palacio de la Música (Gran Vía 35), por su parte, obra del gran Secundino Zuazo, sólo conservará de su pasado la fachada, ya que el interior será destinado a uso comercial.

Varios teatros, como el Martín, el Cómico y el Arniches han sufrido la misma suerte que los mencionados cines. Otros, como el Eslava y el antiguo teatro Barceló, hoy funcionan como discotecas. El Albéniz, por su parte, está sometido a un proceso de remodelación, eufemismo con que se designa su futuro derribo para construir viviendas de venta libre con un mini-teatro en los locales comerciales.

Carlos Osorio, portavoz de ACIBU y de la FRAVM, recordó antes de la concentración que “las asociaciones vecinales reivindican la importancia de estos lugares como espacio de cultura y encuentro. Por eso, señaló, pedimos al Ayuntamiento de Madrid que mantenga el uso cultural de los cines y teatros históricos para que el centro de Madrid sea un centro cultural, no un centro comercial”.

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