En la noche del 21 de diciembre, unos diez individuos, pertenecientes a un presunto grupo ultraderechista, irrumpieron en el citado local con palos de madera y varias bengalas, las cuales encendieron, provocando tres heridos y daños materiales. Se trataba de la segunda agresión de estas características que padece el barrio en el último año y medio.
“Sabemos que este ataque no iba dirigido a personas concretas, sino que forma parte de una estrategia de provocaciones y amenazas contra todos los proyectos e iniciativas que alberga este Centro Cultural”, sostiene Miguel Ángel Ordinas, de la asociación vecinal La Flor, uno de los colectivos de la Piluka, antes de continuar: “También sabemos que esta agresión no es un hecho aislado, que su naturaleza no es la de un mero acto de vandalismo. Éste es un paso más en la escalada de violencia ejercida por grupos ultraderechistas en los últimos tiempos en nuestras ciudades: el asesinato por apuñalamiento de Carlos Palomino, un joven de 16 años, hace dos meses; la paliza que dejó tetrapléjico a Miwa Buene Monake y las agresiones en nuestro barrio que dejaron varios heridos y a un menor de 15 años con una severa lesión de cráneo hace un año”.
“Tenemos la convicción de que el trabajo que se viene realizando en espacios como la Piluka, y en muchos otros centros sociales y culturales, es una buena herramienta para contrarrestar los ataques y las estrategias de la ultraderecha”, indica el portavoz vecinal.
La masiva presencia de vecinas y vecinos del barrio del Pilar, así como de representantes de centros sociales, organizaciones y asociaciones vecinales de Madrid, puso de manifiesto el apoyo del movimiento ciudadano a los colectivos que se dan cita en el Centro Cultural La Piluka, con los que comparten el objetivo de convertir los barrios en lugares vivos, habitables, comunitarios y sostenibles.