“La iglesia rota es el único vestigio de nuestro patrimonio artístico y una referencia ineludible de nuestra infancia”, recuerdan los activistas históricos de la AV Meseta de Orcasitas. Ello explica el empeño colectivo de los habitantes de este barrio por recuperar el esqueleto de este templo, desacralizado desde los años ochenta.
Al valor arquitectónico de la iglesia Maris Stella, se suman el simbólico y el sentimental. ““En lo alto del paisaje, por encima de las casas -narra un vecino en la revista de la asociación vecinal- sobresalía su cúpula. Ella y su veleta forman parte de las imágenes más recordadas de nuestra juventud. Su nombre significa “estrella de mar”, y como tal se comportaba en este océano de chabolas. No sabemos la fecha de su construcción, pero sí que data de principios del siglo xx. Pudo ser una ermita para los dueños de los terrenos de Orcasitas, ya que función de iglesia, como tal, no tuvo hasta los años 60, y los habitantes de principios de siglo eran pocos, en unas cuantas casas desperdigadas por aquí y allá. Las paredes están hechas de ladrillo. La cúpula, ochavada (raro ejemplo de arquitectura), es de pizarra y termina con un cimborrio rematado por un gallo. La cruceta es metálica. Fue duramente castigada durante la Guerra Civil española, por eso siempre se ha conocido por los lugareños como `iglesia rota’”.
En efecto, el 7 de noviembre de 1936 un carro de combate Fiat Ansaldo L-3 enviado por el fascista italiano Benito Mussolini a los golpistas alzados con Franco quedó varado en la marisma de Pradolongo sobre la que se levanta el barrio. El capitán Vidal-Cuadras, que lo andaba, murió allí mismo junto con el conductor del tanque. Milicianos republicanos de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de la UGT hallaron en su interior una documentación de extraordinaria importancia: contenía el orden de batalla de los generales Franco, Mola y Varela para capturar Madrid el día siguiente. Aquella información fue crucial para contrarrestar la ofensiva y permitió que los defensores de la II República resistieran tres años al cerco de las tropas franquistas. El distrito de Usera, donde operó el general comunista Líster, activó una tenaz resistencia de la población a los ataques de las tropas nacionales. Quizá por ello, entienden sus vecinos, Orcasitas fue castigada durante la posguerra civil con el flagelo de la marginación, la desidia oficial y la miseria.
La iglesia, sin embargo, no es recordada por las vecinas y vecinos como un templo, sino como centro escolar, ya que era la única edificación cuyas instalaciones eran aptas para la formación de escolares. “Allí estuvo la escuela donde el maestro José Puñal enseñó a leer a los niños. Inés Sáenz de Heredia, prima carnal del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, se hacía cargo de ellos mientras sus padres, para reforzar los muros de papel de fumar de sus casitas de adobe hechas a mano, recogían ladrillos de la escombrera formada sobre un humedal”, rememora otro vecino.
La medida aprobada ayer por el Ayuntamiento de Madrid permitirá, por fin, construir en la iglesia un equipamiento social que satisfaga las necesidades reales del barrio. Pero la pelea continúa: la asociación defiende que el nuevo equipamiento lleve el nombre de Inés Sáenz de Heredia y del maestro José Puñal ‘que se volcaron con nosotros en un tiempo que tan bien ha narrado Antonio Ferrer en La piqueta‘, remata el activista vecinal Félix López Rey.