El pasado 6 de octubre, una vecina de la localidad de Cercedilla (6.800 habitantes) falleció como consecuencia de un ataque de asma.
A primeras horas de la madrugada de ese día, una vecina de la avenida Sierra del Guadarrama sufrió una crisis asmática. En un primer momento, fue atendida por unos vecinos que acudieron a socorrerle y por miembros de la Policía Local, que llamaron en reiteradas ocasiones al centro de salud, ubicado a escasos 400 metros del inmueble. Ningún médico acudió a la llamada “por no recibir órdenes superiores para desplazarse a atenderla”. La ambulancia, por su parte, tardó en llegar 40 minutos. Demasiado tarde para la paciente, que falleció, denuncian los portavoces de la A.V. Cercedilla, “atendida única y ejemplarmente por la Policía Local y algunos convecinos”.
Carmen García, portavoz de la asociación, denuncia que “este hecho nos deja a todos una terrible sensación de indefensión y nos hace preguntarnos para qué tenemos un servicio de urgencias que no nos sirve en un caso como éste y por qué un médico, con su juramento hipocrático y su código deontológico, no puede atender a alguien en peligro de muerte. ¿Es que un facultativo no es más que un funcionario a la espera de órdenes?” se pregunta.
La asociación ha registrado hoy 1.735 firmas en la Consejería de Sanidad para “enviar nuestras quejas a las autoridades competentes” y que “la muerte de nuestra convecina sirva de algo, que su desamparo sea el último y que nuestras vidas no dependan de unos trámites que no llegan a tiempo”. Una de las medidas que la entidad reclama, con apoyo de la comisión de Sanidad de la FRAVM, es una ambulancia del SUMMA que preste servicio a zona. En la actualidad se tienen que desplazar desde El Escorial (a 20 kilómetros), Colmenar (a 32) o Las Rozas (a 40).
La propia concejala de Sanidad del municipio, Victoria Arias, reconoce que falta un médico de urgencia, tanto en medicina general como en pediatría, amén de la ambulancia, una petición que Pepe Cabanillas suscribe señalando que la consejería de Sanidad ‘destina los recursos públicos a la inversión en edificios cuando lo que hace falta en Madrid son más profesionales’.