Los movimientos de tierras comenzaron hace un par de semanas y, el pasado 10 de enero, según fuentes del interior de la obra, emergieron dos restos de huesos humanos, “aparentemente antiguos”. Apenas se tuvo conocimiento de los hechos, se contactó con entidades relacionadas con la recuperación de la memoria histórica para poder enmarcar un contexto histórico.
Entre noviembre de 1936 y abril de 1939 queda estabilizado el frente republicano en Carabanchel Bajo, conteniendo el avance del ejército nacional rebelde. Los combates dejaron multitud de víctimas. Según testimonios orales del barrio, se podía subir por la entonces carretera de Toledo (hoy, calle de Antonio Leyva, que discurre en paralelo a la zona de obras), “saltando de cadáver en cadáver”. La hemeroteca también da cuenta de los numerosos enfrentamientos en este barrio del sur de la capital. Dado el contexto, ambas entidades han consultado fuentes de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática.
Tras el hallazgo, la UTE constructora formada por Acciona, Dragados y Grupo Rover, debe solicitar que se persone en el lugar Policía Nacional, o Guardia Civil, para comunicar al juzgado los hechos, y que una comisión judicial integrada por un médico forense determine si resulta de interés. “Es importante el contexto en el que aparecen. Y en el caso del parque hay indicios suficientes para pensar que podrían pertenecer a la Guerra Civil, a fusilados del franquismo o al cementerio cercano”, señalan desde el AFA del CEIP Perú tras consultar con equipos especialistas en la materia. “Esta mañana, Policía Nacional de Usera nos ha confirmado que este asunto ya está notificado, pero nos han colgado el teléfono sin permitirnos preguntar nada más”, avanzan desde del AFA.
Hace dos décadas, durante los trabajos de construcción de una urbanización ubicada justo en frente del perímetro de la obra, los vecinos recuerdan que la obra se paralizó durante meses por el hallazgo de restos humanos.
Asimismo, el movimiento de tierras también ha hecho emerger el solado de las antiguas viviendas construidas en la posguerra para acoger a familias sin hogar, muchas de ellas, víctimas de la represión y de incautaciones ilegales. El valor histórico y patrimonial de estos restos “debería estudiarse” a juicio de estas asociaciones. En pie desde 1940 y hasta finales de los 70, esta barriada de casas de 40 metros, con dos habitaciones y un baño cada cuatro hogares, estaba custodiada por falangistas y eran habituales los registros para controlar a cada inquilino. “Este descubrimiento forma parte de la memoria con la que se ha ido formando el barrio. Muchos vecinos nacieron y vivieron en esas casas, y tras ver esas baldosas tan características, o el pozo, reclamamos a la Comunidad de Madrid que estudie la preservación de este patrimonio”, defienden desde la asociación vecinal.
Estas entidades forman parte del movimiento ciudadano No a la Tala, que trabaja desde el pasado febrero de 2023 en la defensa de las zonas verdes amenazadas por las obras de la línea 11 de Metro. En el parque de Comillas se han talado 199 árboles y destruido sus 4,5 hectáreas, y ahora se espera la llegada de la tuneladora que excavará el nuevo túnel desde las cercanías del colegio Perú, cuya población escolar de más de 500 niñas y niños de menos de 12 años se verá afectada. Por ello, estos colectivos reclaman que la Comunidad de Madrid regrese a su planteamiento inicial y emplace la tuneladora en el otro extremo de la ampliación de la línea, un solar próximo a la A-3, con mucho menos impacto en la población. “La evaluación y preservación del patrimonio histórico del barrio es un motivo más para que la Comunidad de Madrid renuncie a la instalación de la tuneladora en este parque”, defienden desde el AFA.
Por todo, este sábado 12 de enero, a las 12.00, han convocado una concentración de protesta en el parque de Comillas.