El movimiento vecinal exige unos presupuestos regionales y municipales solidarios y participados

Durante todo el año, las vecinas y vecinos de Madrid hemos sufrido las consecuencias de unos presupuestos regionales y municipales fuertemente restrictivos e insolidarios que han cargado a espaldas de la clase trabajadora las consecuencias de la crisis económica. Todo apunta a que las cuentas de 2012 serán más regresivos e impopulares, si cabe. Para evitarlo, la FRAVM, reunida ayer en asamblea general, aprobó una resolución a través de la cual anuncia su intención de proponer a las asambleas populares convocar de forma conjunta asambleas, talleres y actos reivindicativos en los barrios y pueblos para que la ciudadanía exprese sus necesidades y demandas al objeto de que sean recogidas en los presupuestos públicos.

El movimiento vecinal exige unos presupuestos regionales y municipales solidarios y participados
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Como todos los años, durante los meses de octubre y noviembre, el Gobierno regional y los ayuntamientos presentarán sus proyectos de presupuestos para 2012. Todo apunta que, en general, serán más regresivos y antipopulares que los de 2011, que ya lo son bastante.

La Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) propone a las asambleas populares de los barrios y pueblos y a las organizaciones sociales de la Comunidad de Madrid impulsar una amplia movilización ciudadana con un doble objetivo. Por una parte, que los vecinos y vecinas planteen a las instituciones cuáles son las actuaciones que debieran ser prioritarias y a las que, en consecuencia, debiera destinarse el dinero público. Por otra parte, que los vecinos y vecinas expresen su oposición a las políticas que buscan hacer pagar la crisis a los trabajadores y trabajadoras.

Esa estrategia se plasma, del lado de los ingresos, en aprobar fuertes aumentos de las tasas y precios públicos y de los impuestos que gravan a la mayoría de las familias, pero que apenas tocan a las grandes fortunas y las grandes empresas, así como malvendiendo el patrimonio. A este respecto, ejemplos especialmente ilustrativos son el incremento descomunal del IBI en la mayoría de los municipios de la Comunidad de Madrid, la subida de las tarifas del transporte público por encima del IPC, la venta del Canal de Isabel II o la negativa del Gobierno regional a recuperar el Impuesto sobre el Patrimonio. La estrategia de hacernos pagar la crisis, del lado de los gastos, se plasma en el acusado empeoramiento de la calidad de los servicios públicos, tanto que, debido a las carencias de personal y de medios materiales, el trabajo de los bomberos, de la policía de barrio o la limpieza de las calles y la recogida de basura se están resintiendo gravemente. Al tiempo, se está literalmente machacando la atención sanitaria, tanto la primaria como la hospitalaria, y se lleva a cabo una tremenda agresión contra la escuela pública y contra las universidades públicas. A la población dependiente se le siguen negando de manera ignominiosa las prestaciones a las que por ley tienen derecho. La inversión pública se ha hundido, desde el asfaltado de las calles a la construcción de nuevos equipamientos, sean escuelas infantiles, instalaciones deportivas o viviendas sociales. Las ayudas a la rehabilitación o para la colocación de ascensores están bajo mínimos. Así, en la práctica, las administraciones renuncian a hacer políticas generadoras de empleo y que combatan los efectos del cambio climático. Mientras, sin embargo, no hay reparos para gastar grandes cantidades de dinero público en la visita del Papa o para embarcarse en una nueva aventura olímpica.

La aplicación de las políticas neoliberales y reaccionarias ha desencadenado un gran conflicto social de respuesta. Las asociaciones vecinales proponemos sumar al mismo la crítica a unos presupuestos regionales y municipales antipopulares y regresivos. Esa crítica se podría concretar en la celebración, a lo largo de los meses de octubre y noviembre, de asambleas, talleres y actos reivindicativos en los barrios y pueblos en los que la ciudadanía exprese sus demandas y quejas y en la celebración de una manifestación, entre Cibeles y Sol, el próximo 27 de octubre.

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