El 11 de junio de 1875, el rey Alfonso XIII inauguraba en pleno corazón de Madrid, el mercado de la Cebada, un impresionante edificio modernista de hierro y cristal de 6.323 metros cuadrados construido bajo la dirección del arquitecto Mariano Calvo Pereira, siguiendo el modelo del mítico mercado de Les Halles, de París. El mercado se convirtió en uno de los más importantes epicentros, no solo del intercambio comercial, sino de socialización del centro histórico de la ciudad.
En 1956, el entonces concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, Joaquín Campos Pareja, decidió derribar el mercado, alegando problemas de seguridad estructural del edificio. Los comerciantes del mercado encargaron un estudio independiente al arquitecto Antonio García de Arangoa, que certificó el buen estado estructural del edificio . A pesar de ello, el concejal ordenó el derribo del emblemático mercado.
Poco después, en 1958 y, animados por el temor a quedarse fuera del futuro mercado, los comerciantes se constituyeron como Sociedad Cooperativa del Mercado de la Cebada, institución pionera a nivel nacional asumiendo ellos mismos el coste de la construcción del nuevo mercado, con objeto de supervisar y asegurar la supervivencia del mismo. Sin embargo, las cuentas no les salieron del todo bien: la venta del hierro de la estructura del antiguo mercado no dio los réditos esperados y la cooperativa tuvo que asumir el pago íntegro de la obra, que no pudieron liquidar hasta entrado el año 1980.
El mercado de la Cebada dejó de ser mercado central y se transformó en un mercado de barrio. En 1968, junto al mercado se edificó un polideportivo, el único con el que contaban las vecinas y vecinos del distrito Centro, dotado de piscina, dos gimnasios, una sala de halterofilia y musculación…
Las máquinas de derribo tampoco tardaron en llegar: en marzo de 2006, el Ayuntamiento presentó el nuevo Plan de Rehabilitación del Centro Urbano con el objetivo de “paliar el déficit de equipamientos, recuperar espacios públicos para el peatón y mejorar el obsoleto mercado de la Cebada y el polideportivo de La Latina” y “corregir la inadecuada ocupación de espacio urbano de estos edificios”.
En agosto de 2009 la empresa COARSA derribó el polideportivo de La Latina. Desde entonces, nada se ha movido en la Cebada… salvo las vecinas y vecinos. En el año 2010, se organizaron para dar uso a la baldía parcela y recuperarla como espacio de encuentro. La asociación del barrio, AVECLA, la AV La Corrala y la FRAVM se sumaron a la iniciativa y firmaron un convenio con el Ayuntamiento de Madrid para que permitiera el uso temporal del espacio para la reactivación del solar solo durante el tiempo en el que las obras previstas para su nuevo uso no se lleven a cabo.
Desde entonces, el nuevo espacio, denominado El Campo de la Cebada, ha acogido innumerables actividades: proyecciones, exposiciones, asambleas, encuentros…, dando lugar a uno de las iniciativas más dinámicas y participativas de la ciudad que, este año, ha recibido el Premio Europeo del Espacio Público Urbano es una iniciativa del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) que, a raíz de su exposición “La Reconquista de Europa” (1999), decidió ser testigo del proceso de rehabilitación de los espacios públicos que tiene lugar en muchas ciudades europeas.
El premio nació con el fin de reconocer y promover el carácter público de los espacios urbanos así como su capacidad de cohesión social. Asumiendo las ambigüedades inherentes a la noción de espacio público, el galardón es el único en Europa que reconoce y promueve un espacio a la vez público (abierto y de acceso universal) y urbano. Con el tiempo, varias instituciones europeas se han unido al proyecto: The Architecture Foundation (Londres), el Architekturzentrum Wien (Viena), la Cité de l’Architecture et du Patrimoine (París), el Nederlands Architectuurinstituut (Rotterdam) el Museum of Finnish Architecture (Helsinki) y el Deutsches Architekturmuseum (Frankfurt), lo que ha multiplicado el alcance del proyecto (en la edición del 2010, el premio recibió 303 proyectos de 32 países europeos, frente a los 81 de 14 países que se recogieron en 2000).