En la década de los cincuenta, los poblados de chabolas construidos por la población migrante procedente del campo se multiplicaban en los barrios y pueblos de la periferia de Madrid.
El régimen franquista, interesado en ordenar el cinturón de la capital para permitir la expansión de la ciudad y la construcción de las necesarias vías de acceso a un núcleo urbano en constante crecimiento acordó construir una serie de poblados llamados de absorción destinados a acoger a la población que habitaba las infraviviendas que rodeaban la capital.
La primera fase incluyó la edificación de 5.000 viviendas distribuidas en ocho poblados de absorción en Canillas, San Fermín, Caño Roto, Villaverde, Pan Bendito, Zofio y dos en Fuencarral, los denominados poblados A y B, diseñados respectivamente los arquitectos Sáenz de Oiza y Alejandro de la Sota en 1956.
Ambos poblados tenían un carácter provisional para dar respuesta urgente a una situación de emergencia local. Los inmuebles, en su mayoría bloques de viviendas unifamiliares de una o dos plantas construidos en horizontal alternados con bloques colectivos de cuatro o cinco alturas, se construyeron en un tiempo récord, con materiales baratos y con los equipamientos mínimos.
Treinta años después, en 1986 y bajo el amparo de un Decreto Ley, los Poblados de Absorción de Fuencarral se vieron afectados por un proceso de remodelación a cargo del Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA) basada en la demolición de las viviendas originarias y su sustitución por nuevos edificios de vivienda colectiva donde sus moradores serían nuevamente realojados.
Tras un “calvario” de 25 años por ver terminada la remodelación, sus vecinos y vecinas aseguran que siguen sin ser barrio. “Antes –apuntan– nuestros poblados eran humildes y con construcciones sencillas, pero teníamos espacios de convivencia”. Tras la remodelación y, como consecuencia de “las políticas de improvisación y de recortes de gastos”, los Poblados A y B se han convertido en un conjunto de casas nuevas salpicadas de parcelas vacías que son pasto de la suciedad y del abandono y sin espacios de encuentro ni equipamientos.
La AV La Unión de Fuencarral teme que la situación se prolongue ante el presunto desmantelamiento del IVIMA por parte de la Comunidad de Madrid y el hecho de que el Ayuntamiento de Madrid se niega a recepcionar los barrios y, por tanto, no se hace cargo del mantenimiento de las parcelas abandonadas.
Aprovechando el proceso de revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, en la actualidad en fase de avance, la AV La Unión de Fuencarral pide el cambio de uso de varias parcelas a fin de crear nuevas zonas verdes y de acoger los equipamientos públicos que el vecindario necesita, un centro de atención primaria, otro centro de atención sanitaria especializada y un centro de mayores.
Con el objetivo de reivindicar la urgente recepción de las parcelas por parte del Ayuntamiento de Madrid, la limpieza de las parcelas, la dotación de mobiliario urbano y la construcción de equipamientos públicos (un centro de salud, un centro de especialidades y un centro de mayores), la AV La Unión de Fuencarral colgó pancartas de denuncia. La entidad, que continúa recogiendo firmas con estas reivindicaciones, planteará la cuestión en el pleno de debate del Estado del distrito que se celebrará el miércoles 9 de julio.