Ayer, martes 19 de julio, el Atlético de Madrid, con la presencia del alcalde, José Luis Martínez-Almeida, celebró un acto para presentar el cambio de nombre del estadio Metropolitano y el proyecto de su futura ciudad deportiva. En virtud de este plan, el club se hará con tres grandes parcelas de suelo municipal. En la primera construirá instalaciones de alto rendimiento para el entrenamiento y uso del primer equipo y sus filiales. La segunda se destinará a usos hoteleros y comerciales, mientras que en la tercera se localizarán actividades abiertas al público previo pago, tales como un rocódromo, un espacio para la práctica del surf, una zona para skating y jumping… A tales fines, el Ayuntamiento cederá gratuitamente los suelos por un periodo de 75 años.
En contrapartida, el Atlético construirá en otras dos parcelas varios equipamientos deportivos de titularidad pública que serán gestionados por el Consistorio. Entre ellos, una pista de atletismo y varias canchas de balonmano, baloncesto, fútbol sala, voleibol y pádel. Asimismo, el club se hará cargo de la construcción de dos conexiones del estadio con la M-40.
Tras tener conocimiento del nuevo proyecto empresarial, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y la Coordinadora de Entidades Ciudadanas del Distrito de San Blas-Canillejas hacen pública su postura crítica, debido a las siguientes consideraciones:
- El Atlético de Madrid va a disfrutar de manera gratuita de una enorme superficie de terreno público durante 75 años.
- Una parte de esos terrenos que se ceden graciosamente se especializarán en la realización de actividades deportivas, pero otra se destinará a alojar actividades lucrativas, unas relacionadas con el deporte y otras, tales como los usos hoteleros y comerciales, totalmente ajenas al deporte.
- Las compensaciones que hará el Atlético son mínimas e incluso ficticias. Por un lado, la superficie de las dos parcelas que entregará equipadas al Ayuntamiento son minúsculas. Por otro, la construcción de las dos conexiones del estadio con la M-40 es una obligación que el club ya contrajo en el momento que se hizo el Metropolitano. En realidad, aquí el club lleva años de retraso en cumplir con sus deberes. Esto supone que, cada día que hay partido o se celebra un evento masivo en el estadio, los accesos a los barrios colindantes se bloquean. Además, sufren la invasión del aparcamiento para los residentes.
- La planificación prevista de las dos parcelas municipales no responde a las necesidades y demandas deportivas del distrito. El actual Equipo de Gobierno local no ha pedido opinión en ningún momento a las asociaciones de San Blas-Canillejas. Toda la negociación se ha realizado en el más estricto secreto y sin contar con la participación ciudadana.
- Resulta surrealista que se vaya a crear una instalación para la práctica del surf y que, sin embargo, no se haga nada con el esqueleto del centro acuático. Las obras de este se paralizaron una vez el sueño olímpico se vino abajo. A pesar de que en él se invirtieron decenas de millones de euros ahora el Ayuntamiento no quiere saber nada, y eso que sigue suponiendo un gasto para las arcas municipales en concepto de indemnizaciones, seguridad y otros aspectos. Al tiempo, el distrito de San Blas Canillejas sufre un claro déficit de piscinas públicas.
- Por último, hay que recordar que en La Peineta y su entorno miles de personas hacían deporte amateur. La construcción del Metropolitano les privó del espacio, una pérdida que, hasta el momento, no ha sido sido reparada.
Por todo lo anterior, la FRAVM y la coordinadora de San Blas-Canillejas entienden que la operación constituye un alarmante trato de favor a un club deportivo, el cual es una empresa privada. Las compensaciones que recibe la ciudad son ridículas. Y el desequilibrio en contra de los intereses del Ayuntamiento escandaloso.