Según informa la plataforma, la reunión acabó sin ninguna propuesta por parte del Ayuntamiento, que confirmó que no piensa hacer nada para ayudar a las familias y vecinos afectados, más que recoger los estudios científicos de impacto medioambiental que la propia plataforma está elaborando, para hacerlos llegar al Área de Medio Ambiente y Movilidad.
Las familias y vecinos temen que las cocinas emitirán, además de óxidos de nitrógeno y azufre, partículas PM10 y PM2.5. Expertos consultados aportan estos datos y consideran que es muy difícil que esas chimeneas filtren estas partículas, y que, por la geometría del patio, cuando se emita de manera continuada, esos contaminantes nocivos se van a quedar residualmente en el patio del colegio.
Mariano Fuentes pide que las familias no se alarmen porque no hay un estudio concreto del impacto que van a suponer estas cocinas. Y las familias están alarmadas precisamente por esto, no se conoce el impacto real de una industria de este calibre al lado de un colegio y no quieren exponer a sus hijos a un peligro potencial cuyo alcance real se desconoce ahora mismo. El delegado ha invitado a las familias a que le envíen todos los informes medioambientales que realicen por su cuenta para poder conocer el impacto. Los informes y mediciones tendrían que correr a cargo de familias y vecinos y sólo podrían llevarse a cabo una vez estén en funcionamiento las cocinas.
La plataforma vecinal recordó al concejal el artículo 10 de la Ordenanza de Movilidad Sostenible que llama a proteger “especialmente a las personas menores de edad”, adoptando “en particular medidas de protección en cuanto al diseño viario, la señalización y el control de la disciplina viaria en los espacios y vías que éstas utilicen en torno a guarderías, colegios, etc.”. El delegado, por su parte, animó a plantear una queja ante el Área de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad, alegando que él, como responsable de urbanismo, no tiene potestad para tratar la materia ni ofrecer una solución política a la mejoría y necesaria modificación del PGOUM para regular y dimensionar la actividad industrial que se conceda en suelos de zonas de categoría residencial, mostrando, así, dejación de sus funciones.
Además de los problemas que van a generar las emisiones de gases, la plataforma ciudadana puso de manifiesto otras consecuencias que el propio delegado reconocía en sus declaraciones del 16 de abril en 20 Minutos: “Siendo conocedores de los posibles problemas que pueden generar en el entorno desde el punto de vista de la movilidad, ruidos y olores, estamos estableciendo nuevas medidas descriptivas para todos estos locales”, afirmó entonces.
El concejal de urbanismo se contradice diciendo a la vez que las cocinas fantasma están reguladas mientras reconoce en declaraciones a medios que “este tipo de negocio deben estar regulados y encontrar un hueco en el plan general”. Aquí hay una contradicción evidente, no hay regulación específica para este negocio emergente, pero no va a hacer nada al respecto, insiste la plataforma. “Hemos insistido durante la reunión que no se trata de un problema técnico sino político, la pared de un colegio no es lugar para una industria y la única solución posible para impedir que los niños del colegio Miguel de Unamuno convivan con ello es una solución política”, apunta Noelia Cabezas, coportavoz de la Plataforma.
“La petición ha sido clara por nuestra parte, paralizar el otorgamiento de la licencia hasta que haya una regulación en profundidad de la materia y aprobar una regulación en que, entre otras muchas cosas, este tipo de actividad industrial no pueda instalarse al lado de un colegio”, apunta la también coportavoz vecinal Iris Arisa.
La Plataforma de Vecinos y Familias del Colegio Miguel de Unamuno expresa su rechazo a la falta de soluciones ofrecidas por el concejal de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid y la concejala Cayetana Hernández de la Riva y manifiesta su compromiso con las familias del centro escolar y los vecinos y vecinas de la calle Alejandro Ferrant para continuar reivindicando un espacio seguro y saludable para los niños y vecinos afectados por estas cocinas fantasma que han empezado a proliferar en la ciudad de Madrid.
Como cierre a la reunión, la concejala de Arganzuela esgrimió como argumento que las personas que vivíamos en los centros de las ciudades ya sabíamos a lo que nos exponíamos, razonamiento que todos los presentes avalaron con mucha naturalidad.
Ante estos comentarios, la plataforma expuso la necesidad de apostar por un modelo de ciudad atractivo para sus habitantes, creando entornos saludables, sostenibles, y amigables para los niños. Un modelo que no expulse a la gente sino que la atraiga para que las ciudades sigan siendo lugares donde habitar y no lugares de paso.
La reunión que en principio fue convocada como un encuentro para escuchar las demandas de la plataforma, resultó ser un encuentro donde se convocaron a los empresarios, técnicos del Ayuntamiento y el director del colegio Miguel de Unamuno. No se avisó a las representantes de la plataforma de que acudirían otras personas, hecho que denota falta de seriedad y responsabilidad para con el acto celebrado.
El próximo 8 de mayo la plataforma ha convocado una manifestación desde el colegio Miguel de Unamuno hasta la Casa del Reloj para expresar su preocupación e incertidumbre ante la inacción del consistorio municipal por la futura contaminación de las cocinas fantasma y el aumento de tráfico que generarán motoristas, furgonetas y riders durante el horario escolar.