La biblioteca de San Fermín es un equipamiento que la vecindad del barrio venían demandando desde hace más de veinte años y cuyo proyecto han elaborado finalmente sus habitantes, junto a arquitectos y bibliotecarios. “Queríamos que fuera un elemento de identidad de San Fermín, de su vida cultural y de dinamización del barrio”, señaló ayer Víctor Renes, presidente de la entidad ciudadana. ”Y creemos que lo hemos conseguido –añadió– porque el proyecto es el de un edificio funcional, que se adapta a las distintas dinámicas culturales del barrio, a usos y perfiles sociales diferenciados”. Celia Mayer, por su parte, subrayó la importancia que tienen los procesos participativos en la nueva política cultural. “Este es un ejemplo de coordinación entre la administración y la ciudadanía, un proyecto piloto que permite plantear una nueva forma de repensar y concebir los equipamientos públicos culturales”, indicó en un acto en el que también participó la directora general de Intervención en el Paisaje Urbano y el Patrimonio Cultural, Marisol Mena.
En 2015, el Ayuntamiento de Madrid aprobó la construcción de la biblioteca sobre un solar situado en el corazón de San Fermín, junto a la plaza del mismo nombre. El proceso comenzó en septiembre con la formación de un grupo motor, integrado por técnicos municipales y vecinos, cuya primera labor fue cartografiar los recursos del barrio y detectar todos los colectivos que deberían estar representados. Entre las actividades organizadas por este grupo, con la colaboración de un equipo de dinamización, destacan la puesta en marcha de talleres en el colegio y en el albergue del barrio a fin de recoger la opinión de niños y jóvenes, la organización de actividades especiales en las fiestas vecinales o la utilización del tradicional “bibliocarro” de la asociación vecinal como buzón de sugerencias.
En una segunda fase se desarrolló el trabajo de los técnicos municipales de la dirección general de Intervención en el Paisaje Urbano y el Patrimonio Cultural,la dirección general de Bibliotecas, Archivos y Museos y de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo. Un proceso de “ida y vuelta” donde los técnicos han ido mostrando los avances del proyecto y los vecinos los han contrastado hasta llegar a una solución que todos los que han participado en este proceso sienten como propia.
Proyecto novedoso
El trazado de la geometría del edificio, la distribución de usos y actividades dentro de la biblioteca, así como el diseño de sus fachadas y la definición de los usos culturales en el espacio libre de parcela han sido fruto del consenso entre los servicios técnicos municipales y el proceso de participación ciudadana. La directora de Intervención en el Paisaje Urbano y el Patrimonio Cultural, Marisol Mena, detalló las características del nuevo equipamiento, destacando que “la participación ciudadana permite repensar los equipamientos culturales y acercar la Administración a la ciudadanía”. El resultado es un edificio de 3.130 metros cuadrados construidos. Un edificio innovador que responde a múltiples necesidades culturales, similar a los que están emergiendo en Europa. Tras esta primera etapa de redacción del proyecto arquitectónico, se prevé que comiencen las obras en la primavera de 2017 y tras 18 meses de ejecución, se inaugure en diciembre de 2018.
El equipamiento se ubicará en una parcela de unos 1.900 metros cuadrados y se ha estructurado en tres plantas y un sótano. El programa de usos responde a una organización de espacios de mayor ruido a silencio de manera progresiva, proyectado sobre grandes espacios diáfanos, a petición expresa de los futuros usuarios. Así, el sótano es la planta en la que se desarrollarán las actividades orientadas a los usuarios más jóvenes como ensayos, grupos de debate o música. Además, dispondrá de un espacio de gestión vecinal con entrada y horarios diferenciados de la biblioteca.
La planta baja será la “de la calle o de la charla”, que está destinada a actividades como leer cuentos y periódicos, intercambiar información, multimedia, juegos de mesas, sala de descanso, zona infantil en atención a los que cuidan.
En el primer piso se situará la “planta de los susurros”, en la que los usuarios podrán disfrutar de los usos que requieren un nivel mayor de concentración y estudio. Dispondrá de una gran sala de préstamo de libros, otra de gran tamaño para el estudio, con zonas de reunión y trabajo grupal, donde leer en silencio o escuchar música con cascos, o una sala para formación, sobre todo en informática o talleres.
Por último, la planta ático o del silencio: una sala para usos individuales donde se fomente la concentración y el aislamiento: lectura y estudio. Ésta es una zona completamente silenciosa, que se combina con otra mucho más informal, con alfombras y sillones que permitan una actitud relajada mientras se lee o estudia. Este espacio se comparte con una terraza verde y visitable de 230 metros cuadrados.
Biblio-plaza
Sin duda, la identidad de esta biblioteca es su “biblio-plaza”, un espacio cultural exterior de 1.022 metros cuadrados, que ofrecerá un carácter muy singular a la biblioteca San Fermín, por su diseño y definición coherente con el edificio. Será un lugar cultural donde leer, crear, estar, donde proyectar cine de verano, hacer teatro bajo los árboles, jugar o comer, jugar a juegos de mesa o trabajar con el ordenador, pero siempre en relación con las actividades y usos culturales.
Asimismo, Mena explicó que el inmueble “se ha diseñado bajo los criterios de sostenibilidad energética aprobados en el pleno municipal del pasado mes de mayo”. En el proyecto se ha tenido especialmente en cuenta la definición de una envolvente que permita la máxima limitación de la demanda energética en función del clima y de la exposición a la radiación solar, además de responder a la demanda vecinal de ser una edificación permeable abierta al espacio exterior, que permita incorporar sensorialmente la presencia de las masas arbóreas de la propia parcela.
Puedes ver la galería de fotos del acto de ayer y más información sobre el proyecto en el siguiente enlace de la web del Ayuntamiento.
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