El paso de la borrasca Filomena al principio del mes de enero ha causado considerables daños en la mayoría de los parques urbanos y zonas verdes de Madrid. En consecuencia, el Ayuntamiento de Madrid cerró los parques afectados por el riesgo de caídas de ramas y troncos.
Sin embargo, el plazo anunciado por parte del Ayuntamiento para la reapertura, a finales de marzo, es un despropósito teniendo en cuenta la importancia de algunos de los itinerarios peatonales y ciclistas que atraviesan los grandes parques de la ciudad, fundamentales en algunos casos para conectar los barrios y distritos de cada zona.
El ejemplo del parque del Retiro es muy clarificador. No es de recibo que no se puedan abrir al menos unos corredores peatonales y ciclistas para evitar rodeos excesivos y facilitar la comunicación entre las zonas colindantes al parque. La conexión Este-Oeste por al Paseo Uruguay es de primera necesidad ya que las alternativas próximas suponen duplicar las distancias a recorrer.
Además, se debería al menos acondicionar y mejorar las aceras colindantes al parque del Retiro, que hoy en día ni siquiera cumplen con la normativa de la accesibilidad y dejan mucho que desear para facilitar el desplazamiento a pie cómodo y seguro, tal y como comprueban cada día los miles de personas que cada día están obligadas a utilizarlas para realizar sus recorridos cotidianos.
Las aceras de la calle Alcalá y de Alfonso XII reúnen pésimas condiciones para la movilidad peatonal y se deberían ampliar provisionalmente para compensar la pérdida de los itinerarios peatonales que atraviesan el Retiro. Esa ampliación debería consolidarse en el futuro mediante el rediseño del espacio viario, ofreciendo más espacio a peatones y ciclistas.
Otros parques grandes que habitualmente son muy usados como lugares de tránsito se encuentran en la misma situación, y requerirían del mismo modo la apertura de corredores para peatones y bicicletas. Es el caso de la Quinta de los Molinos y de la Fuente del Berro, por citar dos ejemplos.