“Hay personas que luchan un día y son buenas,
hay otras que luchan un año y son mejores,
hay quiénes luchan muchos años y son muy buenas.
Pero las hay que luchan toda la vida; esas son las imprescindibles”.
Desde ayer, estas palabras, adaptación de aquellas célebres proferidas por Berltolt Bretch, recuerdan al ex presidente de la FRAVM y figura imprescindible del movimiento vecinal madrileño, Paco Caño. Lo hacen esculpidas en un monolito de granito que, instalado en el parque que hoy lleva su nombre, fue inaugurado en un emotivo acto al que asistieron cientos de personas. Habitantes del barrio y de su asociación vecinal, miembros del tejido asociativo del distrito, de la capital y de otros puntos de la región, representantes de la FRAVM, sindicalistas de CCOO, dirigentes del PCE y de IU, miembros de redes ciudadanas como la Plataforma contra la Privatización del Canal de Isabel II, la Plataforma Estatal contra la Contaminación Electromagnética o la Red de Huertos Urbanos Comunitarios de Madrid, representantes de asociaciones de consumidores como FACUA y CECU y de colectivos por la memoria histórica, así como responsables de la Administración municipal y de todos los partidos políticos del Consistorio, entre otras personas, se dieron cita en el parque Villa Rosa Paco Caño para honrar al dirigente vecinal, que falleció hace un año, y arropar a su familia.
María del Carmen Lostal, presidenta de la Asociación Vecinal Villa Rosa y vicepresidenta de la FRAVM fue la encargada de presentar y conducir un homenaje en el que tuvo un papel especial la Fundación Abogados de Atocha, de la que Caño era patrono. Paco Naranjo, su director, agradeció la implicación de Caño en la recuperación de la memoria vecinal y del movimiento obrero, resaltando su papel como responsable del archivo del movimiento ciudadano que hoy se halla en la calle San Cosme y San Damián, 24. A continuación, Alejandro Ruiz Huerta, presidente de la Fundación y único superviviente vivo de la matanza de los letrados laboralistas, entregó a Lostal y a Quique Villalobos, actual presidente de la FRAVM, un reconocimiento al movimiento vecinal por su defensa de la memoria de los que también eran “abogados de barrio”. De hecho, tal y como recordó Villalobos, dos días antes de la matanza de Atocha estos preparaban los documentos para solicitar la legalización de la federación vecinal, legalización que este año cumplirá 40 años.
En su recuerdo a Caño, Villalobos destacó su generosidad y entrega: “Paco estaba siempre disponible para ayudar, estaba para todo, para lo más pequeño y para lo más grande, sirviendo a todos”, sostuvo, antes de hacer entrega a Manoli y a Susana, su esposa e hija, de un álbum de fotografías que recoge buena parte del recorrido de Caño como dirigente de la federación, de la que fue presidente entre 2005 y 2007 y, durante muchos años, responsable de Consumo y Medio Ambiente. Acompañaron a Quique Villalobos otros miembros de la directiva de la Federación y de sus áreas de Secretaría y Administración, que tantas y tantas horas compartieron con Paco Caño.
Otros dos ex presidentes de la FRAVM participaron en el acto de ayer: Prisciliano Castro, antecesor de Caño en el cargo, y Nacho Murgui, que lo sustituyó y hoy es delegado del Área de Coordinación Territorial y Cooperación Público-Social del Ayuntamiento de Madrid. Murgui, que el día anterior publicó en la web del Ayuntamiento el artículo A hombros de gigantes en honor de Caño , recordó el importante papel de este en la lucha contra la privatización del Canal de Isabel II. “Necesitamos muchos Caños para frenar este expolio”, sostuvo Murgui, antes de añadir: “Paco encarnaba una escuela de la ciudadanía y de la concepción del mundo estrechamente relacionada con el respeto absoluto de lo colectivo, en el respeto de los demás antes que a uno mismo”.
Inés Sabanés, delegada de Medio Ambiente y Movilidad del Consistorio, por su parte, destacó en su intervención la bondad de Caño: “Paco era en primer lugar una buena persona y eso te hace ser un buen dirigente, como él fue”, afirmó. A renglón seguido, la concejala presidenta de la Junta de Hortaleza, Yolanda Rodríguez, subrayó que no había mejor manera de honrar al dirigente vecinal que dedicándole el nombre del parque por el que tanto luchó, algo que el pleno de la junta aprobó el pasado mes de septiembre con el consenso de todos los partidos políticos.
Tras la concejala del distrito, Jaime Cedrún, recientemente reelegido secretario general de CCOO de Madrid, llevó el reconocimiento y agradecimiento de su sindicato, al que pertenecía Paco, y del movimiento sindical, a la familia, recordando las mil y un batallas que ambos compartieron. Batallas que, en el ámbito del distrito de Hortaleza, resaltó con sabiduría José María Julián, de la extinta asociación vecinal de Portugalete. Peleas como la del parque forestal de Valdebebas, la biblioteca municipal, la carretera de Canillas o la llegada del Metro, en las que Paco se implicó a conciencia, como hacía con todo lo que empezaba. Peleas en las que se mezcló con activistas de otras asociaciones vecinales (Las Cárcavas, La Unión, Virgen del Cortijo, La UVA…) y otros colectivos de Hortaleza como Radio Enlace, muy presentes todos ellos en el día de ayer, en el que también pudimos ver a destacados miembros de asociaciones vecinales de San Blas, Carabanchel, Retiro, Moratalaz, Usera, Puente y Villa de Vallecas, Fuencarral, Villaverde y Moncloa así como de San Fernando de Henares y San Sebastián de los Reyes. La Confederación Estatal de Asociaciones Vecinales, además, envió una carta recordando el importante papel que Paco jugó en su vida en pro de la unidad del movimiento vecinal.
El acto de ayer coincidió con la celebración del Día del Libro en numerosos barrios de Madrid. Y en el parque de Villa Rosa, muchos recordaron la gran afición de Paco Caño por los libros. “Siempre llevaba uno bajo el brazo, que leía en sus múltiples desplazamientos por Madrid”, rememoraron sus compañeros de la asociación vecinal del barrio.
Susana Caño, hija del líder vecinal, cerró el acto celebrado en el parque de Hortaleza, agradeciendo el apoyo recibido por los miles de amigos, amigas, compañeros y compañeras que tenía su padre.