A juicio de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), “el planeamiento urbanístico es el ejercicio del gobierno racional y democrático de la producción de la ciudad por el Ayuntamiento en tanto que instancia que representa el interés de la mayoría social; de manera que el planeamiento urbanístico es lo contrario de la construcción de la ciudad sobre las guías de la mano invisible del mercado que modula la manifestación de los derechos privados de propiedad”, una deriva en la que cayó de forma notable el vigente Plan General de Ordenación Urbana de Madrid.
Sometido en la actualidad a un proceso de revisión por parte del Consistorio de la capital (ver documentación), la federación vecinal ha comenzado a trabajar para evitar que el nuevo documento siga la misma senda y garantice, en lo posible, la construcción de un modelo de desarrollo sostenible en términos ambientales, sociales y económicos.
A tal efecto, ha redactado su propia valoración del PGOUM todavía vigente (ver contenido relacionado) y esbozado líneas maestras para el futuro documento, como detallaremos a continuación. Durante el mes de septiembre, ofrecerá a las asociaciones vecinales resúmenes sectoriales del preavance presentado por el Ayuntamiento al objeto de hacer más inteligible la propuesta de cara a las asambleas que la FRAVM mantendrá con el tejido social, distrito a distrito, a fin de recoger sus propuestas y sugerencias.
Muy probablemente una de las más acuciantes sea la que encabeza el documento de valoración del PGOUM de 1997 elaborado por la FRAVM: garantizar los cauces de participación ciudadana en el diseño y desarrollo del plan, uno de los más llamativos déficit del anterior documento. Tanto es así que las principales operaciones estructurantes de la ciudad (los UZI de Sanchinarro, Montecarmelo, Las Tablas, Carabanchel, el PAU de Vallecas y el de Arroyo del Fresno) se tramitaran como piezas separadas del plan, sembrando así la sospecha de que se sustraía al debate público las joyas de la corona del urbanismo madrileño de las décadas siguientes.
En su evaluación, la FRAVM subraya que el Plan General de 1997 apostó por un modelo urbanístico desarrollista basado en macizar la periferia todavía no puesta en valor hasta agotar el terreno vacante y en sembrar diversas macroactuaciones de cambio de uso en suelo urbano. El modelo por el que apuesta el movimiento vecinal, por el contrario, se basa en la sostenibilidad medioambiental, en la cohesión social y en el equilibrio territorial, máximas que se concretan en el ahorro de suelo; en la puesta en valor de los vacíos intersticiales (solares, descampados…); en la recuperación de los espacios sin uso, infrautilizados o cuyo uso es disfuncional en el entorno (edificios abandonados, cuarteles, infraestructuras del transporte, tales como el aeropuerto de Cuatro Vientos, el solar del antiguo hospital del Aire, la estación de contenderos del Abroñigal, el edificio de Tabacalera en Lavapiés o el mercado de Puerta de Toledo); en la puesta en uso efectivo del parque de viviendas vacías, así como los locales comerciales en planta baja o las galerías sin actividad.
El acceso a la vivienda
Uno de los objetivos señalados del PGOUM de 1997 era favorecer el acceso a la vivienda a los grupos sociales más necesitados. A tal fin, emprendió una vasta recalificación de suelos para acoger más de 418.000 nuevas viviendas. La estrategia, sin embargo, no resultó: en la actualidad, el alojamiento medio en la capital rebasa los 300.000 euros, lo que exige más de 12 años del salario medio de un trabajador madrileño. La vivienda pública promovida por las administraciones madrileñas apenas representan el 20% del total de nuevos hogares generados. El acceso a una vivienda digna se convierte en utopía para amplios sectores de la población en una ciudad en la que hay, por contraste, cerca de 200.000 viviendas vacías y otras 100.000 segundas residencias.
Considerando que las necesidades de vivienda vinculadas a los procesos de emancipación ronda las 14.000 unidades anuales, el parque vacío equivale a 15 veces las necesidades previsibles. El nuevo PGOUM deberá, por tanto, revertir la estrategia de la recalificación de suelo puesta al servicio del negocio de la construcción y promover, a propuesta de la FRAVM, el alquiler a fin de garantizar el cumplimiento del derecho constitucional a una vivienda digna. ¿Por qué no generar una calificación urbanística de vivienda en alquiler? ¿Por qué no asumir metas sobre la proporción de viviendas arrendadas? Tales son algunas de las propuestas que esboza la federación, junto con el refuerzo de la política de rehabilitación en una ciudad donde aún hay miles de viviendas que no reúnen las condiciones exigibles de habitabilidad (unas 20.000 solo en el distrito Centro).
Mejorar las dotaciones públicas
Desde 1997, Madrid ha incorporado 470 hectáreas de uso dotacional en las que se han construido 450 nuevos equipamientos e instalaciones.
Se partía, sin embargo, de una situación de claro déficit por lo que, a pesar de las inversiones realizadas en estos 15 años, la capital sigue siendo una ciudad claramente subequipada, en especial zonas como Centro, un distrito de 140.000 habitantes que carece, por ejemplo, de polideportivo público o los ensanches de Vallecas y Carabanchel, Sanchinarro, Las Tablas, Montecarmelo, Arroyo del Fresno… donde los equipamientos llegan con mucho retraso con respecto a las viviendas. En algunos ámbitos este retraso, relativamente habitual, supone un flagrante incumplimiento de acuerdos suscritos con el movimiento vecinal. Es el caso del PAU de Vallecas, donde el Ayuntamiento de Madrid solo ha construido el 50% de los equipamientos recogidos en el Plan Especial de Inversiones consensuado y los del PAU del Norte, donde se firmaron sendos planes de equipamientos cuya ejecución casi no ha despegado.
De los equipamientos construidos, preocupa el uso asignado a algunos de ellos, como la Caja Mágica, que fue financiada con fondos públicos y, no solo resulta inaccesible para la mayoría de la población, sino que provoca múltiples molestias a los vecinos del entorno.
Mejorar e incrementar las zonas verdes urbanas
El capítulo de zonas verdes arroja también unos datos cuantitativos que invitan al optimismo: desde 1997 y, excluido el ámbito periurbano, la superficie verde de la ciudad se ha duplicado con la ejecución de 2.000 nuevas hectáreas, a las que se suman otras 851 correspondientes a diferentes desarrollos. También se han llevado a cabo notables mejoras en zonas de gran valor como el cerro del Tío Pío, el parque lineal de Palomeras, la Ronda Sur, el Tierno Galván, el parque Paraíso, el Campo de las Naciones…
Sin embargo, los incumplimientos y la ejecución de algunas actuaciones incompatibles con la conservación del patrimonio verde oscurecen el diagnóstico: el posible trazado de la RM-1 amenaza la Casa de Campo de Valdebebas; la primera fase del parque de La Gavia está paralizada al haber entrado en quiebra la empresa constructora y la tercera no se ha iniciado; a la paralización de la Casa de Campo del Norte se suma la amenaza del trazado del cierre norte de la M-50; quedan todavía por abordar algunas actuaciones de capital importancia en la Casa de Campo, como la repoblación de zonas degradadas (entorno de la Cruz Roja, alrededores del estanque…), la retirada del tendido eléctrico, la restauración de la obra civil y la paulatina restricción de la celebración de eventos.
Además, a juicio de la FRAVM, a la hora de diseñar nuevos espacios verdes se ha abusado de la obra de autor, que busca antes la gloria y el glamour que la creación o conservación de los recursos naturales. En este sentido y, de cara a la revisión del plan, se debe avanzar más en el sentido de concebir las zonas verdes como lo que son, la naturaleza en la ciudad, evitando la artificialización a las que se las somete.
De cara al futuro plan, la federación vecinal apuesta por la apertura al público de espacios públicos como la finca de Vista Alegre, en Carabanchel o espacios libres privados tales como el colegio de los Concepcionistas de la calle Argumosa o el convento de la Latina, en la calle Toledo. De indudable utilidad y apremiante necesidad resulta, asimismo, regularizar y fomentar los huertos urbanos en solares, zonas terrizas y descampados provisionales mediante la oportuna regulación de la figura de los “usos provisionales”, contemplada en el artículo 178 de la Ley del Suelo de la Comunidad de Madrid. A este respecto, la FRAVM considera que el PGOUM es el marco adecuado para cerrar el proceso de regularización de algunos huertos iniciada por el Ayuntamiento, así como para resolver las incertidumbres creadas.
Reducción de la contaminación atmosférica, acústica y electromagnética
La revisión del PGOUM debería incluir, asimismo, medidas para reducir los altísimos niveles de polución atmosférica, acústica y electromagnética que, año tras año, registra la capital, perseverando en un modelo compacto, complejo, eficiente y equilibrado de la ciudad a través de un modelo de movilidad no congestiva para reducir la emisión de partículas contaminantes. Con ese objetivo se planteó el plan vigente la elaboración de 21 planes especiales de mejora de la calidad ambiental de los cuales tan solo se ha elaborado el de Moratalaz.
La FRAVM considera que se debería incorporar, además, al concepto de contaminación atmosférica el de los malos olores y adoptar medidas como el establecimiento de distancias mínimas de los vertederos e incineradoras de las áreas residenciales para evitar los problemas que denuncian en la actualidad los vecinos del PAU de Vallecas. El actual plan general tampoco contempla la contaminación electromagnética, un vacío que debería evitarse en el futuro documento regulando la localización de las antenas de telefonía móvil para hacer valer el principio de precaución.
También queda mucho por hacer para reducir la creciente contaminación acústica, en especial en algunos puntos negros como la recta del Batán en la A-5, el paso de la M-30 por el Puente de Vallecas o el barrio de Begoña y varios tramos de la M-40, sin olvidar, por supuesto, el ruido generado por el tráfico aéreo en los alrededores de los aeródromos de Barajas y Cuatro Vientos.
La misma ambición debería mostrar el plan para mejorar la eficiencia energética, contemplando, por ejemplo, la obligación de realizar auditorías energéticas a los edificios públicos; promocionando la arquitectura bioclimática, aprobando una normativa que incentive la construcción de plantas comunitarias de producción de energía…
Desmontar el modelo de movilidad congestiva
En su informe de evaluación, la FRAVM subraya que algunas actuaciones acometidas por las diferentes administraciones desde la aprobación del PGOUM de 1997 actúan en sentido contrario al objetivo de desmontar el modelo de movilidad congestiva, tales como la R-3, cuyo trazado tiene un efecto enormemente lesivo sobre las entradas y salidas de los distritos de San Blas y Vicálvaro; las torres de la ciudad deportiva del Real Madrid, cuyo bajo grado de ocupación ha atenuado su potencial impacto; la operación Chamartín y el traslado del Atlético de Madrid a la Peineta, dos operaciones que suman una fuerte atracción de vehículos a dos distritos ya castigados por la congestión sin aumentar en proporción las infraestructuras. Hay más ejemplos: la RN-1 y el cierre norte de la M-50 castigan, respectivamente, al parque de Valdebebas y la Casa de Campo del Norte/monte de El Pardo y la ampliación prevista de la M-40, entre el nudo de Manoteras y la intercesión con la M-45, por el este-sur, invadirán las zonas verdes y dotacionales colindantes.
En el capítulo de “deberes” pendientes de abordar, destaca la construcción de las plataformas reservadas de autobuses en las autovías de entrada/salida a Madrid, a los que la FRAVM añadiría la ejecución del túnel bajo la A-5 a lo largo de la recta del Batán; el desmontaje del paso elevado de la M-30 en el Puente de Vallecas; el enterramiento de la M-30 en el tramo fronterizo con la colonia de Virgen de Begoña; el desarrollo de los accesos al hospital de Vallecas, garantizando en particular las conexiones con la UVA de Vallecas/Santa Eugenia; el soterramiento de la M-40 en los tramos que genera más ruido, como el barrio de San Luciano; el tratamiento de las amplias y alargadas avenidas de los nuevos barrios para evitar las velocidades excesivas y las carreras nocturnas de coches; la finalización de las conexiones de la Gran Vía de Villaverde y la ejecución de la conexión sur de San Cristóbal de los Ángeles.
En el apartado de propuestas a estudiar, la FRAVM mantiene firme su apuesta por la ampliación de las áreas de prioridad residencial más allá del centro urbano, así como por el incremento del número de plazas de aparcamiento contemplando medidas tales como la sustitución del aparcamiento en línea por el aparcamiento en batería, la suscripción de acuerdos con los centros comerciales que cuentan con parking reservado para la utilización por los residentes en días festivos y en horario nocturno, la mejora del acondicionamiento de las playas de aparcamiento existentes que tienen un bajo grado de ocupación…
Además, la federación vecinal subraya la necesidad de que el nuevo plan otorgue más atención al peatón, creando itinerarios y plataformas peatonales más allá de la almendra central, recuperando o creando bulevares y peatonalizando calles y ejes comerciales tales como Carretas, Cava de San Miguel, travesía del Arenal, plaza de Celenque, entorno del Conde Duque…, entre otras. También la bicicleta debería recibir la atención que le negó el PGOUM de 1997 garantizando la construcción de una red ciclista completa que pemita la continuidad de los desplazamientos y de los necesarios aparcabicis en los equipamientos públicos y ejes de mayor afluencia de público.
Por último, si bien la FRAVM reconoce la gran labor realizada por las administraciones públicas durante los 15 años de vigencia del PGOUM en materia de transporte colectivo mediante la ampliación de la red de metro y el muy significativo aumento de la intermodalidad gracias a la red de intercambiadores, propone, mirando al futuro, avanzar hacia la construcción de una verdadera red de tren regional conectando a dicha red los municipios mayores de 10.000 habitantes y ampliar la red de metro mediante la ejecución de una segunda circular exterior a la actual L-6 y enlazando así los distritos de Vallecas, Vicálvaro, San Blas, Hortaleza, Fuencarral… sin olvidar, por supuesto, la dotación del servicio de metro en los nuevos crecimientos urbanísticos previstos en los bordes de la ciudad de Madrid (Valdebebas, Campamento, El Cañaveral, Los Berrocales, Los Carros…).