La Comisión de Seguimiento para la Ampliación de Barajas, integrada por AENA –dependiente del Ministerio de Fomento-, Aviación Civil, el Consistorio madrileño, el Gobierno regional y los ayuntamientos de Alcobendas, San Fernando de Henares, San Sebastián de los Reyes y Paracuellos del Jarama y encargada de velar por el cumplimiento de la Declaración de Impacto Ambiental aprobada en 2001 aprobó, en una reunión celebrada ayer, día 25 de mayo, cerrar la pista 36R, para reducir la contaminación acústica. La pista en cuestión, abierta al tráfico de 23 a 7 horas, ha sido una de las causas del insomnio de los vecinos, que han soportado ruidos nocturnos superiores a 80 decibelios, cuando el máximo permitido por la Organización Mundial de la Salud es de 65 y la incomodidad acústica está establecida entre los 55 y 65 decibelios.
Aunque este extremo no se ha confirmado todavía, es probable que los vuelos nocturnos se trasladen a la pista 36L, en las inmediaciones de Alcobendas. En definitiva, se desnuda a un santo para vestir a otro. Esta es la conclusión de la Comisión de Medio Ambiente de la FRAVM, que está metida de lleno en una campaña de recogida de firmas para exigir el cierre nocturno del aeropuerto de Barajas desde las 23 hasta 07 horas como única solución para salvaguardar la salud y el descanso de todos los ciudadanos afectados, entre los que hay que incluir a las más de 4.000 familias de Alameda de Osuna, según reconoce un estudio realizado por el propio Ayuntamiento de Madrid. Éstos soportan, además de los despegues y aterrizajes, el impacto de la plataforma de aparcamiento de aviones, la terminal de carga aérea, el Centro Logístico de Carga Aérea, ubicada a escasos 150 metros de las casas y el dique sur. AENA, sin embargo, como puso de manifiesto una vez más en la reunión celebrada ayer, no está dispuesta a clausurarlo.
Basta mirar a los aeropuertos europeos próximos a poblaciones densamente pobladas, como es el de Barajas, para darse cuenta de que los parches no valen, las soluciones parciales no son efectivas y de que, como vienen pidiendo tanto los aeropuertos con limitaciones de operatividad nocturna como la Asamblea General de la Unión Europea (resolución aprobada por el Parlamento Europeo el 6 de mayo de 1995), la armonización de una directiva europea para garantizar el descanso de los vecinos resulta urgente e imprescindible. También en Madrid.