Las especulaciones se suceden de forma proporcional a la escasez informativa acerca de las condiciones y la ubicación de Eurovegas, una “miniciudad” que incluiría 12 hoteles, seis casinos, tres campos de golf, decenas de restaurantes y un estadio para 17.000 espectadores, un proyecto promovido por el magnate estadounidese Sheldon Adelson, que promete invertir 16.900 millones de euros y crear 261.000 empleos.
Hasta el momento, sin embargo, ni Adelson ni el Gobierno regional, entusiasta defensor del complejo turístico, han facilitado información que justifique la veracidad de las promesas realizadas.Lo único cierto es que el Ejecutivo autonómico ha hecho las modificaciones legislativas necesarias para facilitar el ‘negocio’ al magnate a través de la ley de acompañamiento de los presupuestos de 2013, tales como la bonificación anual del 9% para las inversiones en compra de material para sus instalaciones y del 95% en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y de Actos Jurídicos Documentados. Se suma a ello la modificación de la normativa sobre el suelo, que permite que la Comunidad de Madrid ceda terreno para la construcción de Eurovegas, y la modificación de la Ley de Haciendas Locales, con la que se rebaja hasta un 95% impuestos como el IBI o el ICIO en los proyectos declarados de ‘interés general’.
La Plataforma Eurovegas No, denuncia que, al tiempo que se producen recortes históricos en los servicios públicos fundamentales, como la sanidad, la educación o los servicios sociales, se lanzan promesas de inversión en la ampliación del metro o en la construcción de carreteras para facilitar el acceso al macrocasino, un ‘negocio’ cuyos beneficios resultan, tras experiencias parejas como Parque Warner, Terra Mítica, Isla Mágica, cuanto menos dudosos y, en el mejor de los casos, promueven un modelo de desarrollo que reedita el que nos ha abocado a la crisis.