Ayer, 24 de octubre, una delegación formada por los colectivos vecinales contrarios a la tala de árboles por la prolongación de la L-11 de Metro y la FRAVM, mantuvimos una reunión con el director general de Infraestructuras del Transporte Colectivo de la Comunidad de Madrid, Miguel Núñez. En ella planteamos nuestras alegaciones al proyecto del Gobierno regional e insistimos una vez más en la oposición vecinal a un plan que tiene enormes impactos sobre el arbolado y las zonas verdes. A su vez, el director general nos informó de manera muy superficial sobre la situación en que se halla el proyecto, sin querer comprometerse a nada, remitiéndonos a las modificaciones que la Comunidad de Madrid está haciendo sobre aquél.
Los colectivos vecinales y la FRAVM hicimos especial hincapié en los impactos de la futura obra y en la existencia de alternativas menos lesivas para el patrimonio natural y cultural de la ciudad. Le trasladamos que la introducción de la tuneladora en el parque de Comillas supone arrasar el único parque del que dispone el barrio, a lo que se une que durante dos años seguidos la población tendrá que soportar el ir y venir de miles de camiones, todo ello junto a un colegio público que tiene aulas especiales para la escolarización de niños y niñas con espectro autista.
Manifestamos también nuestra oposición total a que se talen varios centenares de árboles en Madrid Río para colocar una estación de Metro dentro del parque, en lugar de hacerlo en el paseo de Yeserías, tal como estaba inicialmente previsto. Le recordamos por enésima vez que se trata de un parque protegido por sus altos valores naturales e históricos.
En el caso de los jardines de Palestina, donde se quiere construir una subestación eléctrica, junto a la actual estación de Palos de la Frontera, hemos defendido que aquélla puede construirse en el paseo de Delicias, minimizando la afección al parque y su arbolado. Igualmente, hemos expresado nuestra gran preocupación por las obras en la zona de Atocha, tanto porque suponen una gran agresión contra el arbolado del paseo de Infanta Isabel y de los jardines de Jimena Quirós, en el que hay cedros centenarios, como por el riesgo de alterar el nivel freático de las aguas subterráneas, lo que, a su vez, podría tener consecuencias sobre la cimentación de los edificios colindantes, construidos en su mayoría en el siglo XIX y principios del XX. Todo ello, además, saltándose las condiciones que impone la declaración del ámbito dentro del Paisaje de la Luz protegido por la UNESCO. De manera reiterada hemos planteado que estos impactos se pueden reducir e incluso eliminar, pues existen alternativas constructivas y de trazado menos lesivas. Incluso hemos puesto a disposición de la Dirección General el trabajo de numerosas personas expertas en arquitectura, ingeniería, árboles, que están asesorando al Movimiento Contra la Tala.
El Director General no se comprometió a nada. Nos informó que su área está haciendo un modificado del proyecto, al tiempo que está estudiando las alegaciones presentadas por los colectivos vecinales, la FRAVM, Ecologistas en Acción y muchos vecinos y vecinas a título individual. Pero no quiso detallar ni avanzar en qué consisten las modificaciones, sino que nos remitió al momento en que se acaben. Tampoco quiso recoger el ofrecimiento de organizar una reunión de los equipos técnicos de la Administración con los técnicos y técnicas que desde hace meses trabajan de manera altruista y solidaria con las organizaciones vecinales.
La falta de información, de transparencia, el hacer oídos sordos a nuestras propuestas y a nuestras ofertas de puesta en común son razones más que sobradas para decir que salimos de la reunión igual que entramos: decepcionados y decepcionadas, pero con la firme voluntad de continuar la lucha contra la tala de nuestros árboles y la destrucción de nuestros parques y zonas verdes y a favor de que se construya la línea de Metro con los mínimos impactos posibles, algo que los sucesivos proyectos elaborados por la Comunidad de Madrid están muy lejos de garantizar.
