Hace ya muchos años, las mujeres que se implicaban en los barrios lo hacían para apoyar las luchas protagonizadas por sus compañeros hombres. Poco a poco, en un largo y prolongado trabajo, callado pero sin marcha atrás, las mujeres de las asociaciones vecinales han ido empoderándose y apoderándose del protagonismo que merecen por justicia.
Así lo han mostrado y demostrado las más de 100 mujeres que se dieron cita el fin de semana del 23 al 25 de octubre en la ciudad de Gijón en el III Encuentro de la Red de Mujeres Vecinales.
Provenientes de once comunidades autónomas, de ciudades grandes y pequeñas, y también del entorno rural, las vecinas organizadas destacaron su protagonismo y sus necesidades en torno a la conciliación de los cuidados, la participación ciudadana y la brecha digital.
La portavoz de la Red Estatal de Mujeres Vecinales, y vocal de la Junta Directiva de la FRAVM, Silvia González Iturraspe, reconoció el valor de que las mujeres se encuentren para poner en común las necesidades del trabajo coordinado y reclamó la necesidad de contar con las mujeres más jóvenes y con las nuevas vecinas de origen inmigrante.
El trabajo de las mujeres en el Encuentro consistió en analizar la realidad de cada lugar y también aportar medidas concretas para abordar las carencias y necesidades específicas de las vecinas de los distintos territorios. De esta manera en Gijón se destacó la importancia y el vacío existente en abordar la realidad de envejecer en femenino, para lo que se exigieron ayudas económicas. También se abordó la importancia de flexibilizar y compartir las tareas y del apoyo psicoemocional a las mujeres que ya realizan los trabajos de cuidados.
Las asistentes al III Encuentro de la Red Estatal de Mujeres Vecinales son ya mujeres implicadas en las realidades de sus barrios y pueblos, y la mayoría llevan mucho tiempo participando en asociaciones vecinales y otros espacios para mejorar la convivencia. Y a pesar de ello, y a pesar de ellas, la participación sigue siendo una de las mayores preocupaciones de las mujeres vecinales. Reconociendo y valorando el papel vital de las mujeres en el movimiento asociativo, se llegó a la conclusión de la necesidad de aprender a participar ya que las mujeres, educadas en el patriarcado, siguen sometidas a roles que les impiden sentirse fuertes en los espacios compartidos. Una reclamación importante fue la necesidad de acercar la información a las mujeres para fomentar su participación activa y aprender a participar, especialmente en estos tiempos digitales. Porque participar es un acto colectivo que va mucho más allá de dar un like o reaccionar en las redes sociales.
Y en estas nuevas formas de participar, la brecha digital se abre y se convierte en un abismo para determinadas mujeres, como las que viven en el medio rural o para las más mayores. La necesidad de seguir trabajando y reuniéndose de manera presencial, no olvidar las viejas fórmulas, es un requerimiento imprescindible de las mujeres vecinales para fomentar y reconocer su participación en espacios mixtos sin dejar de lado los espacios propios y exclusivos de mujeres, como la Red Estatal de Mujeres Vecinales.
En Gijón se reunieron mujeres de territorios tan dispares y distantes en kilómetros, que no en inquietudes, como Lugo, Teruel, Palma de Mallorca o Gerona, y aseveraron que “las ciudades necesitan lo que necesitan sus barrios, las ciudades necesitan lo que necesitan sus gentes y las mujeres son quienes reclaman lo que necesita la vecindad.
Así lo manifestó la alcaldesa de Gijón, Ana González Rodríguez, que en el acto de inauguración aseguró que los vecinos hombres piden políticas municipales concretas, “piden más aparcamientos”, mientras que las vecinas piden mejoras que afectan a toda la vecindad, y que hacen mejores los barrios.
El III Encuentro de la Red Estatal de Mujeres Vecinales convocó en Gijón a las mujeres que pertenecen a asociaciones vecinales de toda España. En algunos lugares se agrupan en vocalías, en otros en comisiones, y es que en la mayoría de los territorios las mujeres se organizan de manera autónoma reclamando y trabajando siempre por sus vecinos y vecinas. Un trabajo que volverá a ponerse en común en las próximas Jornadas que, dentro de un año, reunirán al movimiento vecinal de mujeres a nivel estatal. Un movimiento de mujeres vital porque trabaja en favor de la vida de todas las vecinas y vecinos.