La manifestación finalizará ante las puertas de la parcela en la que la constructora Pavesa levanta el parque logístico PALM-40, en el número 140 de la calle Eduardo Barreiros. Antes, recorrerá la calle Puente Alcorcer y buena parte de esta vía que une los dos distritos sureños.
Más allá del Centro existe una ciudad que reclama el derecho a respirar aire limpio y a vivir sin atascos ni ruidos molestos. Un Madrid que demanda medidas equivalentes a Madrid Central para luchar contra la contaminación atmosférica o, cuanto menos, que sirvan para atenuar las molestias de nuevos proyectos como el Parque Logístico Madrid M-40, PALM-40, cuya primera fase se prevé que esté lista en el tercer trimestre de este año. Detrás de PALM-40 se encuentra la multinacional estadounidense Invesco, que tiene el objetivo de abrir el nodo de almacenamiento y distribución de última milla más grande de la capital. Más de 90.000 m² de naves que generarán un tránsito permanente de camiones de paquetería y furgonetas de reparto.
Desde luego, la vecindad de Usera y Villaverde no está en contra de que se abra un nuevo centro generador de empleo en una de las zonas con más desempleo de la capital, pero sí que se haga sin las medidas adecuadas para minimizar su impacto negativo. A tal fin, sus asociaciones vecinales exigen un enlace directo desde la planta a la autovía M-40, una conexión de entrada y de salida a la autovía que evite que sus vehículos colapsen la calle Eduardo Barreiros, que ya sufre atascos diarios, y otras vías aledañas.
Además, demandan al Ayuntamiento que cumpla con su compromiso, adquirido en el pleno del pasado 27 de marzo, de paralizar las obras de la planta “en tanto no se aclaren todas las circunstancias relacionadas con este proyecto, en lo relativo al cumplimiento de la Normativa del Plan General y la legislación sectorial de referencia”. Por ende, el Consistorio ha de emitir una licencia urbanística adecuada para los trabajos, no sin antes aprobar un Plan Especial de Control Urbanístico Ambiental de Usos que “habilite a desarrollar las medidas necesarias para minimizar los impactos y afecciones medioambientales a los vecinos del entorno”. Como todo esto ha quedado, de momento, en papel mojado, el vecindario vuelve a manifestarse esta tarde. Será la cuarta protesta de estas características en tres meses.
Representantes de la FRAVM y de las asociaciones vecinales de Usera y Villaverde han mantenido diversos contactos en este tiempo con el área de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento de Madrid para abordar esta problemática, sin obtener, de momento, nada tangible. El Ministerio de Fomento, por su parte, estudia en estos momentos la viabilidad de la demandada conexión directa del parque logístico con la M-40.