Según las entidades vecinales y ecologistas, el Plan de Movilidad Sostenible (PMS) Madrid 360 es una huida hacia delante de Almeida tras aquella improvisada presentación de la “estrategia” Madrid 360 para justificar la eliminación de Madrid Central. El plan, carente de rigor técnico, estudios, trabajo de campo o informes existentes de los gobiernos autonómico y central, constituye simplemente la prolongación de dicha estrategia y la justificación de la actual política de movilidad insostenible del Ayuntamiento. No incorpora ni la realidad post-covid ni ninguna nueva medida en su periodo de aplicación hasta 2030, poniendo de relieve su total insolvencia frente a estrategias reales de movilidad sostenible desarrolladas en los últimos años en ciudades como Londres, París, Milán, Bogotá, Barcelona, Pontevedra o Valencia. De esta forma, Madrid incumplirá el objetivo de la UE para esa fecha de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta bajar al 55% de las emisiones de 1990.
El plan concentra las mayores inversiones en la movilidad motorizada y su infraestructura viaria. Las diferentes partidas relativas a la movilidad en vehículo privado motorizado suman 874,2 millones de euros, superando a las partidas asignadas a la movilidad activa a pie y en bici o al transporte público. La principal partida dedicada al automóvil contempla 358 millones para soterrar la A5, la A-42, la M-30 en el tramo del Vicente Calderón y ampliar el nudo norte. Además, 250 millones para subvenciones a particulares en la compra de coches ECO y CERO (un brindis al sol para reemplazar solamente 50.000 automóviles en 8 años con una subvención media de 5.000€), 100 millones para 10.000 plazas en nuevos aparcamientos intermodales, 100 millones en subvenciones para vehículos de reparto y 36 millones para instalar puntos de recarga en aparcamientos privados y públicos. Además, fomentará el uso del coche construyendo 5.000 nuevas plazas de aparcamiento en la almendra central, Latina, Moratalaz y Usera con financiación privada bajo el modelo de concesión.
Para la movilidad a pie, la más importante en la ciudad ya que suma más de un tercio de los desplazamientos, el plan no realiza un mínimo diagnóstico de la situación actual y no plantea un aumento o mejora sustancial de la misma. Además, minimiza sus principales problemas como son el injusto reparto del espacio público, la seguridad, el aparcamiento de motos y VMPS en aceras, el incumplimiento de los anchos mínimos de acera, de la legislación de accesibilidad y los altos niveles de ruido y contaminación. El plan no detalla las actuaciones relativas a la movilidad peatonal, como sí hace en el caso del coche, condicionando todas las actuaciones a un futuro Plan Director de Movilidad Peatonal y Espacio Público que no tiene fecha de elaboración.
Frente a los casi 900 millones de inversiones para la movilidad en coche, el PMS 360 solo prevé 50 millones de euros hasta 2030 para hacer carriles bici basándose en un diagnóstico errático sobre el uso de la bicicleta y la red de ciclocarriles actual, que cuantifica y confunde con las vías ciclistas exclusivas (612 kms. frente a los 170 de los datos oficiales del propio Ayuntamiento, que incluyen los 65 de uso recreativo del Anillo Verde). Si el ayuntamiento insiste en ejecutar dicha partida en carriles bici de alto coste como el proyecto de carril bici Castellana, obviando actuaciones de carácter táctico mucho más baratas y equivalentes en efectividad, el presupuesto solo servirá para hacer 6 km de carril bici al año. La bici debería ser, mediante la rápida implementación de una red ciclista de carriles bici protegidos, la principal apuesta del Ayuntamiento para reducir el uso del coche, ya que hoy solo suma el 0,9% de los desplazamientos en la ciudad y podría sustituir la mayoría de viajes en coche de hasta 10 km, distancia en la cual es muy competitiva en tiempos de desplazamiento.
En cuanto al Metro, el plan solo prevé impulsar ampliaciones de las líneas 11, 3 y 5, obviando proyectos como la segunda línea circular que los vecinos y vecinas llevan reclamando más de treinta años, y sin siquiera concretar mejoras en la calidad de servicio y frecuencias de la red actual. El transporte público en superficie tampoco queda mucho mejor parado. Aunque sí prevé implementar plataformas BRT (autobús rápido) ya proyectadas para los ejes Vallecas-Moratalaz-Ciudad Lineal y Carabanchel-Usera, es palpable la falta de ambición de un plan que hasta 2030 no prevé actuaciones similares en los ejes norte-sur y este-oeste. El plan contempla que el uso del transporte público aumente solamente del 36% en 2018 al 41% en 2030, pero no parece prever las actuaciones necesarias para este tímido aumento.
Las Zonas de Bajas Emisiones brillan por su ausencia en el plan, ya que no concreta ninguna ZBE adicional o la ampliación de las actuales. Y la otra gran olvidada es la movilidad en los entornos escolares. No aparece en el diagnóstico del estado de la movilidad de la ciudad, ni contempla actuaciones que solucionen sus actuales problemáticas.
Los objetivos y medidas planteadas para mejorar la calidad del aire son nítidamente insuficientes. El Ayuntamiento se plantea una política muy poco ambiciosa, para apenas cumplir la normativa actual para algunos contaminantes, mientras olvida otros, como el ozono. Pero lo más importante es que ignora por completo las nuevas recomendaciones de la OMS. Estas directrices –a las que se va a ajustar progresivamente la legislación europea, desde este mismo año– reducen drásticamente los niveles de contaminación considerados como perjudiciales, por lo que los objetivos que plantea el Ayuntamiento quedarán muy pronto superados por la nueva normativa. Además, el objetivo del Consistorio debería ser el de limitar al máximo la afección sobre la salud de la ciudadanía, no cubrir el expediente.
Por otro lado, los desarrollos urbanísticos previstos, como Madrid Nuevo Norte, pueden suponer hasta un incremento de la movilidad motorizada del 23%, lo que va radicalmente en contra de los objetivos que se plantean en este PMS 360.
Y finalmente, la vertiente social: parece que el PMS 360 está especialmente enfocado en privilegiar los desplazamientos de hombres en coche. Se elude el análisis de género: las mujeres caminan más y utilizan más el transporte público, pero no se atreven con la bici, mientras los hombres protagonizan el uso del coche. También se olvidan criterios de sostenibilidad social como incorporar la renta en las tarifas en el uso del transporte público o en subvenciones, o las escasas actuaciones en distritos y barrios con mayor desigualdad económica y social.
Las organizaciones sociales citadas destacan que buena parte de las medidas que ha puesto en práctica este Gobierno municipal hasta hoy van en contra de los tímidos objetivos del PMS 360: eliminación del espacio peatonal en Galileo, eliminación de carriles bici, intento de suspender Madrid Central y aumento del número de coches en su interior, prórrogas a vehículos contaminantes, y así un largo etcétera que lanza muchas dudas sobre la ambición real de este nuevo plan.
En este enlace puedes descargarte las alegaciones presentadas esta mañana por la FRAVM.