La alegría que sintieron en torno a las 1.000 personas adjudicatarias de un piso en régimen de alquiler o de propiedad del Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA) o de la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS) en las mancomunidades de las calles Embalse del Vellón, Embalse de Navacerrada, Adolfo Marsillach, María Teresa de Léon, Eduardo Chillida, Gran Vía del Sureste y del Bulevar de la Naturaleza, en el PAU de Vallecas no duró mucho.
Durante los 5 últimos años, los vecinos, a título individual y a través de la asociación vecinal, han denunciado en numerosas ocasiones los problemas directamente derivados de la pésima gestión de ambos organismos: las ocupaciones de viviendas del IVIMA que permanecen vacías por no haber sido adjudicadas; desperfectos en la edificación y los problemas de mantenimiento provocados por el impago de la comunidad, por parte del IVIMA, de las viviendas que mantiene sin ocupar. Las instalaciones y las zonas comunes, por tanto, presentan un estado de abandono que genera problemas de convivencia.
La asociación vecinal denuncia, además, otros problemas añadidos (carreras de coches a altas horas de la noche, ruidos en los espacios públicos, botellón,…) que dificultan el descanso nocturno, especialmente en verano, cuando los vecinos abren las ventanas debido a las altas temperaturas, así como el tráfico de drogas, que comenzó en una mancomunidad y se ha ido extendiendo a otras.
La asociación vecinal no ha obtenido ninguna respuesta satisfactoria de las instituciones a las quejas, reclamaciones, denuncias… presentadas y subraya que en la última reunión mantenida con el IVIMA, “hace aproximadamente un año”, obtuvieron el compromiso de “realizar ciertos `arreglos’ de desperfectos en la mancomunidad más afectada en aquel momento”, así como la constitución de una comisión constituida por el IVIMA, la EMVS y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) “para el tratamiento integral y continuo de los graves problemas que padecen estas comunidades”. Las referidas obras siguen sin ser acometidas, no se ha constituido la comisión y, además, “han surgido nuevas mancomunidades con problemas”.
La asociación quiere recordar al IVIMA y a la EMVS que la adjudicación de viviendas “debe ir más allá de la entrega de llaves de un piso que, no lo olvidemos, es protegido y, en el caso del régimen de alquiler, propiedad de dichas instituciones” y, por tanto, que “deben responsabilizarse de sus propiedades y de sus inquilinos”.
El paso del tiempo, advierte la entidad, “corre en nuestra contra”, ya que “el abandono a que las instituciones someten a estas comunidades repercute cada vez más en la calidad de vida del vecindario”. De hecho, añade, “ya se han dado casos en los que los `afortunados propietarios’ o inquilinos han tenido que renunciar a su vivienda por volverse su vida insoportable”.
A la resolución de esta situación tampoco contribuye “el estado de abandono dotacional y de recursos a que está sometido el Ensanche”, un barrio que carece de instituto públicos, polideportivos, equipamientos culturales, zonas verdes, “ideales para trasladar las actividades `molestas’ para los vecinos y en el que, los que existen, “se encuentran en tal estado que no invitan a ser usadas”.
La asociación exige a las administraciones públicas madrileñas que ponga fin a esta situación ya que, de lo contrario, el efecto “contagio” hará que aumenten las promociones afectadas y la solución será “cada vez más difícil”, “como ya ha ocurrido en otras zonas de Madrid”.