El pasado 20 de marzo, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicó un informe en el que indica que “hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)”. La OMS lo califica como “probablemente cancerígeno” y lo sitúa en el segundo nivel de peligrosidad (de cinco niveles) en relación con el cáncer.
La multinacional Monsanto empezó a fabricar el glifosato en los años sesenta con el nombre comercial de Roundup y actualmente es el herbicida más utilizado en el mundo. En agricultura se aplica masivamente asociado a cultivos transgénicos de soja, maíz o algodón, pero también se emplea de forma intensiva en la producción de cereales, olivas y uvas. En las ciudades se usa de manera generalizada para el control de la maleza y malas hierbas en solares, cunetas, parques, jardines y huertos. Tras ser pulverizado, se han detectado restos del herbicida en alimentos, el aire y el agua. Tal y como subraya la Asociación de Vecinos del Municipio de Majadahonda, “sus efectos no solo son negativos para la salud, sino que elimina la biodiversidad de flora y fauna y empobrece la calidad de los suelos”.
Por todo ello, la entidad ciudadana, tras confirmar con la concejala de Medio Ambiente el uso actual del herbicida en la localidad, entregó el pasado 13 de abril un escrito al alcalde solicitando que, “aunque no está de momento prohibido legalmente, se aplique el principio de precaución y se prohíba la utilización del glifosato en nuestro municipio”. De asumir esta petición, Majadahonda seguiría los pasos dados por más de 45 consistorios de todo el Estado, entre los que se encuentran Barcelona, Talavera de la Reina, Valdemoro y, recientemente, Madrid.