Estas entidades canalizan de esta forma el malestar de las y los habitantes del entorno de PALM-40, que ven como el Ayuntamiento no ha ejecutado aún las medidas aprobadas en el pleno municipal del pasado 27 de marzo, que pasan por paralizar los trabajos “con carácter temporal”, “en tanto no se aclaren todas las circunstancias relacionadas con este proyecto, en lo relativo al cumplimiento de la Normativa del Plan General y la legislación sectorial de referencia”. Según la proposición del pleno, el Consistorio ha de emitir una licencia urbanística adecuada para las obras, no sin antes aprobar un Plan Especial de Control Urbanístico Ambiental de Usos que “habilite a desarrollar las medidas necesarias para minimizar los impactos y afecciones medioambientales a los vecinos del entorno”. Nada de esto se ha cumplido y las obras continúan a buen ritmo, con el consiguiente trasiego de camiones de gran tonelaje y, en los últimos días, con la tala de diversos árboles de gran porte que se encontraban en la parcela. Esto último ha generado la indignación de algunos vecinos, que ayer denunciaron el destrozo en redes sociales.
La vecindad de Usera y Villaverde no está en contra de que se levante un nuevo centro que generará empleo, pero sí que se haga sin las medidas mínimas imprescindibles para minimizar su impacto negativo en la zona. A tal fin, en una reunión que tuvo lugar el pasado 28 de mayo en la sede de la asociación vecinal Orcasur, representantes de los colectivos de barrio de los dos distritos afectados y de la FRAVM y vecinos que participaron a título individual, aprobaron por unanimidad exigir un enlace directo desde la planta a la autovía M-40, una posibilidad que Fomento estudia en estos momentos. La puesta en marcha de una conexión de entrada y de salida a la autovía desde PALM-40 evitará que sus vehículos colapsen la calle Eduardo Barreiros, que ya sufre atascos diarios.
Un millar de personas se manifestaron el pasado 26 de marzo por las calles de Villaverde para exigir esta y otras medidas que reduzcan las molestias que sin duda causará en los barrios del entorno la planta logística, y el 11 de marzo 300 personas se concentraron ante su entrada por el mismo motivo. Representantes de la FRAVM y de las asociaciones vecinales de Usera y Villaverde han mantenido diversos contactos en los últimos tres meses con el área de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento de Madrid para trasladar la inquietud del vecindario afectado por las obras y sus propuestas.
Detrás de los trabajos en los terrenos de la antigua factoría Renault de Villaverde está la constructora valenciana Pavasal, que por encargo de la multinacional estadounidense Invesco levanta el llamado Parque Logístico Madrid M-40 (PALM-40), la mayor planta de estas características en la capital. El proyecto incluye más de 90.000 m² de planta destinados al almacenamiento y distribución de última milla, un nodo logístico a solo 8 kilómetros de la Puerta del Sol y a 19 kilómetros del aeropuerto de Barajas. Se estima que la primera fase del proyecto esté lista en el tercer trimestre de este año.