Campaña por el buen uso de la bicicleta en la Casa de Campo

Con el apoyo de diversos colectivos ecologistas, ciclistas y de viandantes, de las asociaciones vecinales del entorno y de la propia FRAVM, la Plataforma Salvemos la Casa de Campo y el Ayuntamiento de la capital han iniciado una campaña de sensibilización para la convivencia entre bicicletas, paseantes y deportistas en esta zona verde.

Campaña por el buen uso de la bicicleta en la Casa de Campo
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La iniciativa, que fue presentada el pasado 13 de mayo, toma cuerpo en dos elementos, un folleto informativo y una serie de paneles instalados en diferentes puntos del parque, que tiene la categoría de Bien de Interés Cultural. Con el título ‘Guía del buen uso y disfrute de la bicicleta’, el primero persigue concienciar a los usuarios del vehículo de dos ruedas del respeto que han de tener no solo con los peatones sino con el patrimonio cultural e histórico, así como con la fauna y la flora de la Casa de Campo.

Consensuado con diversas entidades y asociaciones de caminantes, vecinales, ciclistas y ecologistas, el tríptico editado por el Consistorio y la citada Plataforma recuerda que actividades como el bicicross, el rally o el descenso en bicicleta no están permitidos en la zona debido a sus graves efectos erosivos y al riesgo que comportan. Recuerda también que, como norma general, la velocidad máxima permitida es de 20 km/h y que el ciclista de recreo tiene a su disposición en el parque cerca de 100 km. de vías adecuadas para su uso.

El acto, que fue presentado por Luis de Vicente, portavoz de la Plataforma Salvemos la Casa de Campo y contó con la participación de Nuria Bautista, directora general de Gestión del Agua y Zonas Verdes del Ayuntamiento y Carlos Corral, subdirector general de Movilidad, arrancó en el Palacete de los Vargas, para continuar con la visita de uno de los 14 paneles informativos instalados por el Consistorio. Colocados en lugares estratégicos, señalan las sendas destinadas a paseantes y las vías ciclistas, alertando de las normas de uso y disfrute del entorno.

La visita, en la también también estuvieron presentes Javier Espinosa, responsable de Medio Ambiente de la FRAVM, Adolfo Ferrero, presidente de Amigos de la Dehesa de la Villa y Antonio Dávila, de la Federación Madrileña de Montañismo, entre otros, finalizó en el Centro de Información y Educación Ambiental de la Casa de Campo, lugar donde se puede obtener la citada guía. La directora del centro que se encuentra junto al lago indicó que durante los próximos meses, miembros de Voluntarios por Madrid situados en puntos clave de ingreso al parque la repartirán entre ciclistas y excursionistas. Además, parte de los diez mil ejemplares de la primera edición se distribuirán en los colegios de la zona, dependencias municipales y puntos de información turística.

La Plataforma Salvemos la Casa de Campo, surgida en 1991 con el impulso de grupos ecologistas y vecinales, la FRAVM entre ellos, recuerda que tuvo que librar una dura batalla para conseguir, en julio de 2007, que el coche dejara de circular por los más importantes viales del parque. Eso supuso que peatones y ciclistas pudieran tener un magnífico recinto libre de la amenaza de accidentes, atropellos y contaminación.

Paradójicamente, en estos años ‘la relación agresiva del vehículo a motor con peatones y ciclistas de entonces en el parque, se ha trasladado a otra escala en donde el peatón sufre situaciones no deseadas y poco amigables en los numerosos caminos y sendas existentes’. Por eso, con la intención de ‘evitar una escalada en estas situaciones, se edita esta guía de buenas prácticas que va más allá de la convivencia entre usuarios de la Casa de Campo’, sostiene la plataforma, antes de continuar: ‘también quiere llamar la atención del creciente impacto del uso de la bicicletas todo terreno en una geografía ondulada que atrae, sin duda alguna, a ciclistas no solo de la capital sino de localidades vecinas del arco Sur y Suroeste de Madrid. La erosión y compactación es un serio problema en muchos enclaves del Parque que incide incluso en restos históricos (canalizaciones de riego, trincheras de la Guerra Civil, etc.) como en la flora y la fauna’.

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