A pesar de su antigüedad y dudosa eficiencia, la incineradora de Valdemingómez continúa hoy a pleno rendimiento, emitiendo a diario sus gases tóxicos, dioxinas y furanos que contaminan el medio ambiente y ensucian los pulmones de las vecindades de su entorno. Y a pesar de existir alternativas de gestión de residuos más limpias y sostenibles, el Ayuntamiento de Madrid sigue empeñado en perpetuar este guión, desoyendo las demandas de la sociedad civil e ignorando el compromiso adquirido por el anterior equipo de Gobierno de cerrar la instalación en 2025 tras un plan de reducción progresiva de su actividad. De hecho, en virtud de ese plan, que se encuentra en la Estrategia de Residuos aprobada en el mandato de Manuela Carmena, en 2022 la incineradora debería de haber reducido a la mitad el volumen de residuos que quema. No se ha hecho nada en este sentido.
Ante este panorama, la FRAVM, Ecologistas en Acción y GRAMA organizan el próximo domingo, 22 de enero, la IV Marcha por el cierre de la incineradora de Valdemingómez, 9 kilómetros de caminata desde la estación de Metro La Gavia hasta la parcela que aloja la polémica infraestructura. La manifestación comenzará a las 11:00. En el siguiente enlace puedes ver el recorrido completo de la marcha.
Como se puede ver, en esta edición finalizará ante el depósito de cenizas de la incineradora, un lugar que se hizo famoso el pasado mes de octubre por su falta de control. Recordemos que las tres entidades citadas, que conforman el Grupo de Trabajo por el Cierre de la Incineradora de Valdemingómez, presentaron entonces una denuncia ante la Guardia Civil al comprobar que no solo miles de sacas de cenizas de este lugar se hallaban a la intemperie, sin estar enterradas, sino que, además, un buen número de ellas presentaban roturas, de tal forma que su contenido quedaba a merced del viento y la lluvia. El domingo comprobaremos in situ el estado del depósito de estos peligrosos desechos. Esperemos que se encuentren correctamente sellados y custodiados.
La chapuza de las sacas de ceniza no es la única irregularidad que rodea la incineradora de Las Lomas, ni mucho menos. Nadie entiende como el Ayuntamiento ha permitido que Urbaser se ocupara de su gestión sin contrato durante más de dos años.
Pero, más allá de estos hechos, lo que más preocupa a las asociaciones vecinales y ecologistas es el impacto de las emisiones de la incineradora sobre la salud de las personas y el medio ambiente. Diversas investigaciones científicas (entre ellas un estudio del propio Ayuntamiento y un trabajo de campo de la fundación holandesa ToxicoWatch) han detectado una elevada presencia de dioxinas y furanos en el entorno de la instalación (en lugares como el Ensanche de Vallecas), en proporciones mucho mayores que en otras zonas de la capital.
Ya es hora de clausurar para siempre una instalación vieja y peligrosa, y de buscar alternativas más limpias, sostenibles y eficientes. Nos jugamos nada más y nada menos que la salud.
Como dice a ritmo de rock la canción que, grabada gracias a la colaboración de varios reconocidos músicos fue presentada el pasado viernes en el local de la Asociación Vecinal PAU del Ensanche de Vallecas (y cuyo video clip puedes ver aquí youtu.be/XfivjKnciOk) “¡Que la cierren ya!”.