Tetuán tiene hoy el triste honor de ser el distrito de la capital con un mayor número de cocinas industriales alojadas en zonas residenciales. Situados en las calles José Calvo, Morando, Sorgo, Araucaria y Algodonales, cinco establecimientos de cocinas agrupadas se encuentran hoy activos. A ellos, si no lo impedimos, pronto se unirán otros dos, que se ubican en las calles Santa Valentina, 3 y Salamanca, 21. El de la calle Salamanca, impulsado por la empresa Cuyna, tiene previsto abrir con 18 cocinas industriales. Aunque se encuentra rodeado de pisos de viviendas, podrá hacerlo porque se ubica dentro de la norma zonal 9.1, que admite la convivencia de usos residenciales con algunos tipos de industria, una zona mixta que, a pesar de las peticiones de la FRAVM, quedó fuera de la moratoria municipal de licencias, como les sucede a las polémicas cocinas fantasma del Paseo Imperial de Arganzuela.
Con el fin de pedir el traslado de todas ellas a polígonos industriales, de donde nunca debieron de haber salido, la Plataforma de Afectados por las Cocinas Fantasma de Madrid organiza el próximo domingo, 12 de marzo, una nueva concentración de protesta. Tras las concentraciones que impulsó en febrero en Prosperidad (Chamartín) y en diciembre en Arganzuela, ahora le toca el turno a Tetuán. El acto comenzará a las 12:00 en el número 10 de la calle José Calvo, ante uno de los negocios más molestos de la ciudad y cuenta con el apoyo de la FRAVM, las asociaciones vecinales Cuatro Caminos-Tetuán y La Ventilla-Almenara, Radio Almenara, Ecologistas en Acción y la Plataforma Por el Derecho a la Ciudad.
A través de la marca VICIO, el ex concursante del programa televisivo Master Chef Aleix Puig elabora comida rápida en las 21 cocinas que alberga la nave ciega de 800 metros cuadrados de José Calvo 10, haciendo la vida imposible al vecindario, que a diario sufre malos olores, humos, ruidos, atascos, suciedad, ocupación de calzada y acera por repartidores en moto y bicicleta, carga y descarga de grandes camiones e invasión de las entradas de garajes y portales, entre otros problemas. “La empresa Cooke Lane, propietaria de las instalaciones, ha sido favorecida por el Ayuntamiento de Madrid al reservarla 9 metros lineales de suelo público en la calzada frente a su puerta, para carga y descarga de 8 a 24 horas todos los días del año, lo que priva a los vecinos de un amplio espacio de aparcamiento en esta estrecha calle”, indica Santiago Navas, uno de los vecinos afectados y portavoz de la plataforma promotora de la concentración del domingo. 
Y todo esto sucede “con la permisividad de la Junta de Distrito, presidida por el PP, las áreas municipales afectadas y el propio equipo de Gobierno del alcalde José Luis Martínez-Almeida, cuya única solución parece ser culpar a la oposición por no aprobar la Modificación de las Normas Urbanísticas del PGOUM a pesar de que dentro de esta las cocinas agrupadas representan un pequeñísimo apartado”, subraya Navas, que recuerda que el Ayuntamiento no ha considerado ninguna de las propuestas presentadas por la FRAVM y la plataforma ante el cambio urbanístico.
Además de las molestias cotidianas citadas, el tránsito de camiones de suministro a las cocinas de José Calvo provocó en abril del año pasado la apertura de un gran socavón en esta calle, lo que obligó al Ayuntamiento a cerrarla al tráfico parcialmente durante varias semanas, con la consiguiente preocupación del vecindario. Las dark kitchen de la calle Morando, del chef Dani García, situadas a dos kilómetros de José Calvo, representan también una fuente continua de conflicto, como también lo son las obras de la futura cocina fantasma de Santa Valentina. La vecindad está harta de llamar a la policía para denunciar irregularidades y molestias.
La Plataforma de Afectados por las Cocinas Fantasma de Madrid lamenta “la falta de sensibilidad del Ayuntamiento ante la depredación de este tipo de negocios, que se escudan en generar puestos de trabajo cuando la realidad es que sólo engrosan sus cuentas de beneficios gracias a empleos mal pagados y en pésimas condiciones laborales”, además de actuar como competencia desleal contra los hosteleros del barrio. Por ello, reclama el cierre de todas las cocinas fantasma que se encuentran en zonas residenciales actualmente y su traslado a polígonos industriales, así como una normativa específica que limite su implantación con las medidas presentadas en 2021 por la FRAVM como alegaciones al proyecto de Modificación de las Normas Urbanísticas del PGOUM, que fueron acompañadas de más de 3.000 firmas de apoyo.
