El Tren de la Libertad, una iniciativa que surge del movimiento feminista de Asturias pero que ha sido asumida por centenares de organizaciones de todo el Estado, llegará el sábado 1 de febrero a Madrid. Hombres y mujeres procedentes de todas las regiones se darán cita a las 12:00 en la estación de Atocha después de viajar en más de medio centenar de trenes, autobuses e, incluso, aviones, con un objetivo común: exigir al ministro Ruiz Gallardón, que no modifique la actual Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo.Después del recibimiento, al que la FRAVM invita a sumarse a la sociedad madrileña, las personas congregadas se manifestarán por el Paseo del Prado hasta llegar al Congreso de los Diputados, lugar donde entregarán el manifiesto “Porque yo decido” al Presidente del Gobierno, al Presidente del Congreso, a la Ministra Ana Mato, al Ministro Gallardón y así como a los grupos parlamentarios. Tras la manifestación matinal, a partir de las 17:30 el Movimiento Feminista ha convocado una asamblea abierta en el auditorio Marcelino Camacho (c/ Lope de Vega, 38).
La FRAVM, al igual que ha hecho la Cumbre Social de Madrid, se adhiere a esta y a todas las propuestas que nutren la campaña contra la reforma de la ley del aborto, como la marcha que tendrá lugar el próximo 8 de febrero a las 12:00 desde la Glorieta de San Bernardo hasta la Plaza de Callao de Madrid y que discurrirá bajo el lema “Aborto libre. Contra la reforma de la Ley Gallardón”.
A continuación, reproducimos el manifiesto que se entregará el sábado 1 de febrero en el parlamento español.
Porque soy libre invoco la libertad de conciencia como el bien supremo sobre el que fundamentar mis elecciones. Considero cínicos a quienes apelan a la libertad para restringirla y malévolos a quienes no importándoles el sufrimiento causado quieren imponer a todos sus principios de vida basados en inspiraciones divinas. Como ser humano libre me niego a aceptar una maternidad forzada y un régimen de tutela que condena a las mujeres a la “minoría de edad sexual y reproductiva”.
Porque vivo en democracia y soy demócrata acepto las reglas de juego que deslindan derechos de pecados y ley de religión. Ninguna mayoría política nacida de las urnas, por muy absoluta que sea, está legitimada para convertir los derechos en delitos y obligarnos a seguir principios religiosos mediante sanción penal. Como ciudadana exijo a los que nos gobiernan que no transformen el poder democrático, salvaguarda de la pluralidad, en despotismo.