En un estado democrático no podemos permitir que grupúsculos como los que se manifestaron ese día se paseen impunemente por nuestros barrios amedrentando, amenazando y denigrando a sus vecinos y vecinas.
Recordemos que, tal y como recogen numerosos medios, los manifestantes de la marcha convocada por la plataforma “Madrid Seguro”, sin que los organizadores hiciera nada por evitarlo, repitieron durante su trayecto gritos como “fuera sidosos” y “fuera maricas de nuestros barrios”, entre otras consignas, además de insultar e increpar a viandantes y residentes que se encontraban en la calle o se asomaban a sus balcones y ventanas. Los participantes en el acto no ocultaron en ningún momento su ideología ultra: muchos portaban banderas y camisetas con lemas y símbolos de carácter neonazi y fascista y realizaron en reiteradas ocasiones el saludo romano, propio de este tipo de colectivos. También lanzaron consignas contra colectivos inmigrantes. En una de las pancartas de la organización se podía leer “no bandas latinas ni menas”.
Además de mostrar su más enérgica repulsa ante estos hechos, la FRAVM se solidariza con los vecinos y vecinas de Chueca y con la comunidad LGTBI, principal foco de los ataques de los energúmenos que desfilaron el sábado por sus calles. La Federación Vecinal lleva más de 40 años trabajando por construir barrios abiertos, tolerantes y solidarios, libres de odio y de machismo, racismo, xenofobia y homofobia. Lugares seguros para todos y todas, donde se pueda amar en libertad.
¿Asociaciones vecinales?
Detrás de la marcha del sábado se encuentra una hasta ahora desconocida plataforma, Madrid Seguro, que está formada, según puede leerse en su página web, por las supuestas asociaciones de vecinos de San Blas-Canillejas, Pinar de Chamartín-Hortaleza Carlomagno, Coslada y San Fernando de Henares, Villamantilla y Getafe Nacional Revolucionario. Se trata de colectivos que en los meses pasados han organizado diversos actos de marcado carácter xenófobo y racista, y que nada tienen que ver con el movimiento vecinal, que siempre se ha comprometido en la acogida e integración de las personas migrantes. No en vano, buena parte del origen de las asociaciones vecinales en España y en Madrid se encuentra en los miles de inmigrantes que, procedentes del campo, se instalaron en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado en las periferias de las grandes ciudades con el fin de labrarse un futuro mejor.
Da la sensación de que en los últimos tiempos algunos grupúsculos neonazis y de extrema derecha han adquirido la forma legal de asociaciones vecinales para hacer proselitismo y poder difundir su mensaje de odio usando una suerte de marca blanca, algo que, en ocasiones, puede generar confusión. Pero basta observar sus mensajes y prácticas para comprobar que nada tienen que ver con el movimiento vecinal, que se forjó en la lucha por la democracia y contra la dictadura y siempre ha abogado por construir barrios, pueblos y ciudades abiertos, amables, respetuosos, plurales y solidarios con el/la que más lo necesita.