Vecinos de San Blas se rebelan contra la ”antena pirata” de Vodafone

Desde el pasado 23 de octubre, la antena de telefonía móvil instalada en la azotea del número 29 de la calle Butrón emite de forma ilegal. Ese día expiraba el contrato de cesión suscrito por la comunidad de propietarios con Vodafone. A pesar de las insistentes comunicaciones remitidas por la comunidad a la multinacional y de rechazar las ofertas económicas remitidas por ésta para prorrogar la actividad, la empresa se niega a ”apagar” una de las tres antenas que conforman el denominado ”triángulo de la muerte” de Las Musas.

Vecinos de San Blas se rebelan contra la ”antena pirata” de Vodafone
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Desde el pasado 23 de octubre, una antena de telefonía móvil de la multinacional Vodafone instalada en la azotea del número 29 de la calle Butrón, en el barrio de Las Musas (San Blas), emite de forma ilegal.

Tras 15 años de actividad, la comunidad de propietarios del inmueble acordó, por unanimidad, no prorrogar el contrato suscrito con la empresa debido al alto índice de casos de cáncer detectados en la zona conocida como el “triángulo de la muerte”, delimitado por tres antenas de telefonía móvil situadas en los números 27, 29 y 31 de la calle Butrón.

La decisión fue comunicada a la empresa que, en virtud del acuerdo suscrito, debería haber paralizado la actividad de la antena el pasado 23 de octubre. “Hemos remitido varios burofax a la empresa exigiendo que la apaguen –recuerda Cándido Flores, vecino del inmueble y miembro de la Asociación Vecinal Las Musas–, pero hasta ahora han hecho caso omiso a nuestras peticiones incumpliendo de forma flagrante e irresponsable el contrato. Pretenden –añade– seguir emitiendo hasta mediados de marzo, para agotar el plazo del que disponen para desmantelar la base y nos han ofrecido una cantidad económica que, también de forma unánime, hemos rechazado. No queremos la antena –concluye– ni por todo el oro del mundo y exigimos que la quiten ya”.

La comunidad firmó, en 1995, el contrato de cesión a la empresa de telecomunicaciones por un plazo de 5 años. Pasado este periodo, narra Flores, “el presidente de la comunidad firmó, sin consultar al resto de vecinos, por su cuenta y riesgo, una prórroga del contrato de 10 años más. Al poco, vendió su piso y se mudó. Desde entonces –añade-, hemos tenido que soportar una antena que nadie quería. Si Vodafone no ordena el cese de la actividad de la antena tomaremos las medidas legales oportunas. Está en juego nuestra salud y la de nuestros vecinos”, concluye.

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